Eran verdaderos ingenieros en la fabricación de norias, extendieron el regadío por toda la comarca calatraveña y el cultivo del olivo por la gran demanda del aceite, ya que no usaban como los cristianos la manteca de cerdo…
En el Campo de Calatrava la población autóctona era de afiliación hispanomusulmana que convivían pacíficamente con los cristianos viejos, sólo de Toledo se había dicho la ciudad de las “tres culturas”: cristianos, judíos y musulmanes. Nunca se había dicho que el Campo de Calatrava fue una isla como modelo de convivencia pacífica y centro receptor de refugiados de mudéjares y cristianos nuevos desterrados de otras zonas de España. El Campo de Calatrava, incluso, en los tiempos de mayor represión morisca, tuvieron decretos especiales de protección e, incluso, a esta zona llegaron más de 3.500 moriscos deportados para su acogida de “Las Guerras de las Alpujarras”.
La Orden de Calatrava como buenos estrategas de la repoblación sabían que la falta de conflictividad y la integración favorecían el incremento demográfico, el desarrollo económico, así como la elevación de los ingresos fiscales, entre otros, por lo que pusieron todos sus medios en la protección de las minorías religiosas y castigaron a los alborotadores e intransigentes e, incluso, mantuvieron al margen a la inquisición para conseguir ese modelo de integración y convivencia pacífica.
En el Campo de Calatrava los “mudéjares manchegos” gozaron de un grado de integración mayor que en otras zonas de España
Frente a restricciones de derechos a los moriscos, deportaciones y expulsiones en el resto de España, el Campo de Calatrava siempre contó con Edictos de Gracia y Decretos de protección que, incluso, los Reyes Católicos caracterizados por su dura represión y sus Decretos de Expulsiones de judíos y moriscos como los del 1.502, a excepción de las “cinco villas”, Almagro, Bolaños, Daimiel, Villarrubia y Aldea del Rey cuyos cuyos vecinos moriscos a cambio de convertirse al cristianismo les concedieron ser libres como a los cristianos viejos.
Por todo ello, en el Campo de Calatrava los “mudéjares manchegos” gozaron de un grado de integración mayor que en otras zonas de España y, sobre todo, en Andalucía. Los “Moriscos Nuevos” llegados deportados hasta aquí en tres expediciones tras la “Rebelión de las Alpujarras” (1.499 y 1.568-70) gozaron de un mayor nivel de aceptación que el resto de los mudéjares de otras zonas de España. La Orden como se ha dicho sabiendo que la integración les beneficiaba protegieron a estas minorías. De este modo fomentaron la inmigración y a la Comarca de Calatrava llegaron perseguidos y marginados confesionales que acudían atraídos por las posibilidades de expansión económica y, sobre todo, el “clima de calma” poco habitual en esta época en el resto de España.
La agricultura y la artesanía principal ocupación de los moriscos en el Campo de Calatrava.
La “deportación” supuso el traslado del conflicto a otras zonas de España (“La existencia del otro”). Ante la resistencia, los cristianos viejos propusieron que se dedicaran a la agricultura en lugar de hacerse tenderos, tratantes, corregidores u otras profesiones.
Mientras los campos de Granada se resintieron al dejar los moriscos de labrar las mejores tierras y las más productivas; En el Campo de Calatrava con su llegada aumentaron las transacciones, se incrementaron los arriendos rústicos y urbanos y el aumento de la mano de obra disponible y un mayor crecimiento demográfico.
En general en las Castillas a finales del siglo XVI la demografía era desacelerada, pero en el Campo de Calatrava se apreció una prosperidad demográfica gracias a los contingentes de “moriscos” llegados tras la “Guerras de las Alpujarras”.
Los cristianos nuevos fueron acogidos con los brazos abiertos en el Campo de Calatrava, pues suponía mano de obra y posibilidades de dinamizar la economía que todavía tendía hacia la regresión. Con todo ello Ciudad Real experimentó una etapa de crecimiento en el siglo XVI, algunos autores lo sitúan en un 200% y surgieron nuevas villas como: Castellar de Santiago, Tomelloso, Pedro Muñoz, Argamasilla de Alba, etc.
Paralelamente se produjo un incremento de tierras de cultivo, así como privatización de tierras y, en consecuencia, tensiones entre la ganadería y la agricultura. El momento más álgido en el Campo de Calatrava, sucedió 1.561-1.575.
El intento por parte de los moros viejos=”mudéjares” de demostrar su lealtad a la corona les llevó a participar en la “Guerra contra Portugal” de Felipe II en 1580 sirviendo como excelentes “arrieros” en el transporte de armas y bagaje.
Al comienzo del XVII se mantuvo la expansión del siglo anterior; pero el 1605 hubo un retroceso hasta los años 1620-1645 que se recuperó el crecimiento.
A pesar de las ventajas, los “cristianos viejos” fomentaron el menosprecio cultural y propiciaron la marginación social con lo que los “cristianos nuevos” vieron limitados sus oficios, marginados en los trabajos más bajos, serviles y peor pagados
A pesar de las ventajas, los “cristianos viejos” fomentaron el menosprecio cultural y propiciaron la marginación social con lo que los “cristianos nuevos” vieron limitados sus oficios, marginados en los trabajos más bajos, serviles y peor pagados. Hasta llegar, incluso, a la “esclavitud musulmana”, en muchos casos, no tuvieron interés en evangelizarlos ya que según la ley ningún cristiano converso podía ser esclavizado, así la presencia de prisioneros musulmanes esclavos garantizaba mano de obra barata.
Los mudéjares de un grupo social antes dominante pasaron a ser un colectivo demográficamente minoritario, económicamente marginado, confesionalmente incómodo y jurídicamente sojuzgado por la nueva mayoría cristiana.
Solían vivir y morir sin ningún derecho en las minas en las construcciones al servicio de hacendados cristianos o de las propias órdenes militares. Los mudéjares de un grupo social antes dominante pasaron a ser un colectivo demográficamente minoritario, económicamente marginado, confesionalmente incómodo y jurídicamente sojuzgado por la nueva mayoría cristiana.
Anulación de la minoría de los “moriscos” y “mudéjar”
Tras el final de la Reconquista y la expulsión de los últimos ejércitos musulmanes del Reino de Granada las iras de los cristianos viejos se centraron en los “moriscos” y “mudéjares” que habían vivido y seguían viviendo en España con costumbres islámicas creando “hostilidades” hacia esos grupos minoritarios de población, aunque los cristianos nuevos habían aceptado la religión católica, y las repoblaciones y la convivencia como el caso de las “tres culturas”, un primer paso de su anulación está en el Decreto de Valladolid en 1405 por el que las Cortes le impusieron a los mudéjares vestimenta que les permitiesen su identificación. El 1412 se les ubica a las minorías en ghettos urbanos y se les quita sus garantías jurídicas, además de desempeñar los de médicos y cirujanos, entre otros.
Las etapas por las que atravesó el conflicto entre cristianos viejos y nuevos comprende tres periodos:
A) 1500-1502, conversión de los mudéjares al cristianismo. Supuso la ruptura de la convivencia medieval que había sido tolerante y tranquila, sobre todo en el Campo de Calatrava, pues de Toledo se ha dicho “La Ciudad de las tres Culturas”.
La labor de los clérigos con los "Cristianos nuevos" se basaba en transmitirles las oraciones básicas, los diez mandamientos, persignarse y santiguase, guardar los días de precepto, entre otras obligacioes; pero el sistema no dió resultado.
B) 1568-1570, Sublevación de los moriscos en la “Guerra de las Alpujarras”, cuyo desencadenante fue la revocación que Felipe II hizo de un Edicto de Gracia que Carlos V había hecho en beneficio de la comunidad y cuya anulación les forzaba a abandonar su lengua, “La Algarabia”, su vestimenta, en resumen sus señas de identidad, motivo por el que los campesinos se levantaron en revueltas que acabaron con la deportación, el cautiverio, la esclavitud y la muerte. Los deportados a Ciudad Real y Campo de Calatrava procedente de Granada fueron 3.500 y en el resto de España se deportaron 272.140, según la procedencia y el número:
Los deportados a Ciudad Real y Campo de Calatrava procedente de Granada fueron 3.500 y en el resto de España se deportaron 272.140
-Valencia, 117.464; Aragón, 60.818; Cataluña, 3.116; Castilla-Extremadura, 44,625; Murcia, 13.522; Andalucía, 29939; Granada ciudad, 2.096.
Estas deportaciones se debieron al miedo de los gobernantes a que los “moriscos” sirvieron de puente a la entrada de nuevos contingentes militares y , además, que en España no se veía bien lengua, religión y costumbres distintas.
C) Edicto 1609, que dictaminó el abandono voluntario de España por los “Moriscos”, a pesar de que se deshicieron pronto de sus propiedades, los reyes ese mismo año ordenaron castigos duros a quienes comprasen los bienes a los conversos. Poco después, el 16 de abril de 1610 se decreta que los “moriscos” castellanos abandonasen el reino en el plazo de 60 días… El decreto de deportación de los mudéjares llegó el 8 de octubre de 1611.
El 16 de abril de 1610 se decreta que los “moriscos” castellanos abandonasen el reino en el plazo de 60 días… El decreto de deportación de los mudéjares llegó el 8 de octubre de 1611.
Descripción de los “Moriscos” y los “mudéjares”
.La morisca gente humilde y sencilla, la represión que sufrieron en sus lugares de origen motivó un par de revueltas conocidas como la “Guerras de las Alpujarras”. Formaban un grupo con sus propias costumbres: lengua (algarabía), vestimenta, alimentación, etc.
Dominaban la agricultura, su principal ocupación fue el laboreo de la tierra, la trabajaban mejor y tenían mayores producciones.
Dominaban la agricultura, su principal ocupación fue el laboreo de la tierra, la trabajaban mejor y tenían mayores producciones. Eran verdaderos ingenieros en la fabricación de norias, extendieron el regadío por toda la comarca calatraveña y el cultivo del olivo por la gran demanda del aceite, ya que no usaban como los cristianos la manteca de cerdo…
Ejercieron oficios relacionados con el Cuero como la fabricación de “odres”, la forja del hierro, tejedores y sastres, así como el trabajo de la seda y el pequeño comercio.
Destacaron, sobre todo, los cristianos nuevos en el transporte de mercancías como “carreros” y “Arrieros”, gracias a estos oficios de carácter nómada podían pasar más desapercibidos.
Fueron singulares “alarifes” cuyas construcciones de estilo mudéjar en los distintos pueblos del Campo de Calatrava son inconfundibles, así como el arte de trabajar la madera y sus obras de marquetería.
Los mudéjares mayores solían llevar armas como símbolo externo de su integración social con la comunidad cristiana; pero el 1569 se les retiró ese privilegio en el Campo de Calatrava lo que supuso una quiebra de confianza y un señalamiento público.
El Decreto de Valladolid en 1405 por el que las Cortes le impusieron a los mudéjares vestimenta que les permitiesen su identificación. El 1412 se les ubica a las minorías en ghettos urbanos y se les quita sus garantías jurídicas, además de desempeñar los de médicos y cirujanos, entre otros.
Forzados a abandonar su identidad se levantaron en unas revueltas conocidas como las “Guerras de las Alpujarras”. La dura represión militar les forzó a varias deportaciones y en el 1568 los expulsaron de las montañas a las tierras bajas. Más adelante, en 1570 ordenaron la “deportación” de los habitantes de las Vegas, Guadix, Baza y los vecinos del barrio del Albaicín de Granada, en total unos 3.500 “conversos granadinos” que instalaron en la provincia de Ciudad Real en donde llegaron en tres caravanas , se calcula que en la diáspora pudieron morir un 1/3 de los deportados.
Finalmente, reflejando el sentir de la comunidad dominante -los cristianos viejos-,Bermúdez de Pedraza dice sobre los cristianos nuevos :
“No eran moros declarados, sino herejes ocultos, en quien faltava la fe y
abundava el bautismo; tenían buenas obras morales, mucha verdad en los tratos y
contratos, gran caridad con sus pobres, poco ociosos, todos trabajadores, pero poca
devoción con los domingos y las fiestas dela Iglesia, y menos con los santos
sacramentos della. Y van a misa de miedo de pagar la pena, trabajavan los domingos
a puerta cerrada con más gusto que los otros días, y los viernes los guardaban mexor
que los domingos. Lavábanse aunque fuera diciembre (...). Bautizaban por
cumplimiento los hijos y después en casa les lavaban con agua caliente la crisma y
ólio santo, y haciendo sus ceremonias los retaxaban y ponían nombres de moros (...).
A un morisco apretado de la enfermedad fue a confesar al cura y éste comulgóle
también; después le dixo cómo le faltava otro sacramento por recibir del santo olio, si
lo pedía a la iglesia. El morisco, más afligido con esto que con el mal, dixo: “Pues tres
tormentos en un día, confessión, comunión y ólio?”
Los “Moriscos” en el Campo de Calatrava gozaban de una mayor integración que en el resto del país.
Los “Moriscos Manchegos” gozaban de buena integración social, mucho mayor que los andaluces o “Los cristianos nuevos” llegados de las Alpujarras. “Las Aljamas rurales” como la de las “Cinco Villas” del Campo de Calatrava sirvieron mejor para el refugio de las minorías que las capitales por ser por ser más fáciles de armonizar los medios rurales que los urbanos.
En el Campo de Calatrava la Orden favoreció las minorías religiosas y fomentó la inmigración de “perseguidos y refugiados” confesionales atraídos por el clima de tranquilidad, sobre todo, aquí en las “Cinco Villas” calatraveñas: Almagro, Bolaños, Daimiel, Villarrubia y Aldea del Rey.
Convivencia pacífica y decretos especiales para los “moriscos” de las Cinco Villas.
En las Cinco Villas calatraveñas los “mudéjares” y “los cristianos nuevos” se sentían compactos, unidos y seguros en un territorio rural y más tolerante. Las “Aljamas” de estas Villas calatraveñas porque estaban tuteladas por la Orden y por su probada fidelidad a los reyes cristianos en acciones bélicas como la “Guerra con Portugal” o la “Guerra de las Alpujarras” de Felipe II. También hay que destacar su buena integración en la sociedad manchega, además de la “honradez” manifiesta de los “Mudéjares” de Almagro como una de las “morerías” más numerosas.
En las Cinco Villas calatraveñas los “mudéjares” y “los cristianos nuevos” se sentían compactos, unidos y seguros en un territorio rural y más tolerante
Desde las repoblaciones iniciales, los “mudéjares” ya habían obtenido el respaldo por parte de la Orden de Calatrava y, posteriormente, vino el de los Reyes Católicos, Juana, Carlos V y el de los Reyes Felipe II, III y IV. De los cuales obtuvieron privilegios y excepciones a los decretos relativos a los “moriscos”.
Estos decretos les permitían gozar de los mismos derechos que los demás cristianos de la comarca: podían participar en elecciones, casarse con cristianos viejos y entre ellos y servir a sus majestades en puestos de responsabilidad. La permisión de los casamientos fue decisiva para su radicación en la comarca, pues si la primera generación era de Guadix o el Albaicín, ya en la segunda eran de Almagro, Bolaños o Daimiel.
Los Reyes Católicos en un documento de 1502 ante la solicitud de las Aljamas de las Cinco Villas que aceptaron su conversión al cristianismo les “concedió ser libres como a los cristianos viejos” a “exención” de “pechos”, “tributos a moriscos” y “libertad completa en los reinos de España”. En otro apartado también se les concede el privilegio de entrar en los concejos y ser elegidos oficiales de la Alcaldía, alguacilazgos, regimientos y suscribir escrituras.
El clima de tolerancia en las Aljamas del Campo de Calatrava fue bueno, pues, incluso, la Inquisición, posiblemente, porque por medio estaba la Orden de Calatrava les tuvo un cierto respeto
.
FUERON LAS VIVIENDAS CUEVAS HABITAT HABITUALES DE LOS MORISCOS, EN MORAL DE CALATRAVA HAN PERDURADO USANDOSE HASTA LOS AÑOS 60
.
Aunque en esta zona también se llevó a cabo la expulsión de Moriscos como en el resto de España, por tratarse de una zona que había mantenido ciertos privilegios y excepciones y, además, por ser un área rural periférica las medidas tardaron más en ser tomadas y en algunas villas como el caso de Villarrubia de 700 expulsados, regresaron 600 sin ser ejecutados como estaba previsto, aunque terminaron en las Minas de Almadén o se unieron a gitanos o salteadores de caminos para burlar la ley.
En el 1625 Felipe II a las “Cinco Villas”, ante la petición de clemencia les dio una respuesta benévola para quienes habían luchado en Portugal, Frandes o las Alpujarras. Así poco a poco fueron anulados y disminuidos en número; pero los “Mudéjares” estaban arraigados en estas tierras desde hacía siglos y habían visto nacer a sus antepasados por lo que en su mayoría ya eran nativos. Así se constituyeron en parte inseparable del paisaje rural calatraveño. Discriminados en todos los ámbitos de la vida durante cientos de años los “Cristianos Nuevos” tuvieron que aguardar hasta que otros colectivos como los gitanos atrajeran los odios populares.
La huerta y en regadío de los mudéjares en Campo de Calatrava.
Los buenos resultados de la agricultura del regadío de los mudéjares en la zona desde las primeras repoblaciones, se incrementaron con la llegada de las expediciones de los “Moriscos” procedentes de las “Guerras de las Alpujarras”, el conflicto de otras zonas de España se trasladó aquí por lo que los cristianos viejos propusieron que “se dedicaran sólo a la agricultura” en vez de hacerse tenderos, corregidores, etc.
Mientras en Granada dejaron de cultivar los campos cuyas tierras en sus manos eran las mejor labradas y más productivas, aquí su llegada supuso el aumento de las transacciones, mano de obra disponible y mayor productividad.
Mientras en Granada dejaron de cultivar los campos cuyas tierras en sus manos eran las mejor labradas y más productivas, aquí su llegada supuso el aumento de las transacciones, mano de obra disponible y mayor productividad. Las “Cinco Villas” y sus entornos calatraveños se convirtieron en zonas cuyos paisajes agrarios se “humanizaron” por completo con sus norias, andamios y huertas. Cuando atravesamos los campos calatraveños, aún siguen siendo testigos ya en desuso numerosas norias de antaño.
Los mudéjares los mejores ingenieros del regadío
La noria, por tradición y cultura, es consustancial al Campo de calatrava. Con ligeras modificaciones todo el complejo de ingeniería del regadío árabe se ha mantenido intacto hasta los años 60, aún sigue en pie aquí y allá, como fieles testigos por todos nuestros campos. Igual que Roma a todos los pueblos bajo su imperio transmitiéndoles su cultura nos romanizó, los oriundos de la península arábiga más tarde con toda la ingeniería compleja de la noria en nuestra comarca nos “arabizaron” y, después de la reconquista, siguieron conviviendo en la zona con los repobladores cristianos en sus propios barrios “mudéjares”; fueron piezas claves en la economía del regadío agrícola calatraveño (Barrio Mudéjar del Cristo, en Bolaños de Calatrava).
La noria, por tradición y cultura, es consustancial al Campo de calatrava. Con ligeras modificaciones todo el complejo de ingeniería del regadío árabe se ha mantenido intacto hasta los años 60
La fabricación de una noria ( unos 80 cm. Ancho por 2,60 m. de largo) era una auténtica obra de maestría minera, 15, 20 y, hasta más de 30 metros, dependiendo del nivel freático del agua en la zona, si el terreno no era firme, muy corriente en la zona, hacían toda la noria de abajo hasta arriba de mampostería bajaban y subían espatarrados apoyando los píes y las manos en los huecos o “mechinales” de una pared y la contraria como si fuera una escalera encontrada.
Fabricada la noria y con agua, hacía una especie de templete o andamio en forma de circunferencia a la altura de un rodapié y procedía a la instalación de una “caracha” o rueda con “arcabuces” sujetos a dos maroma, muchos en serie unos tras otros, elevaran el agua con el tiro de un animal irán vaciando en una alberca.
La fabricación de una noria ( unos 80 cm. Ancho por 2,60 m. de largo) era una auténtica obra de maestría minera, 15, 20 y, hasta más de 30 metros, dependiendo del nivel freático del agua en la zona
Para la instalación de la “caracha”, en el pozo o noria en la parte contraria a la Alberca se hacía dos muretes o “mármoles” redondos a la altura de 1,40 ms. Y, entre ambos se ponía un tronco o rollizo con el fin de apoyar en esa viga una rueda vertical o “peón” que mediante unos engranes enganchaban en otros para dar vueltas a la rueda grande horizontal que sostenía los arcabuces, en realidad, la noria o “caracha”.
La alberca rectangular o cuadrada de mampostería la enlucían con mortero, varías capas y bien metido en cal para que no perdiera agua. La finalidad de ésta era tener un depósito de agua para regar con una buena reguera más de lo que saca la noria y así poder llegar con el agua lejos de la alberca hasta donde se encuentra el cultivo objeto del riego, Pues regar con poca agua con el solo “chorrito” de la noria se la va tragando el terrero de la “reguera” y no llega al corte cuando está lejos.
El “mudéjar” fue clave en la huerta calatraveña.
Por otro lado, la huerta, también con “casilla”, y su correspondiente, “corrala” a veces, alguna habitación más correlativa a la casilla, anejo además un “hogaril” o especie de barbacoa para cocinar en verano fuera de la chimenea habitual de la casa, La huerta tenía un contexto, generalmente, más complejo que la quintería En los aledaños a la casilla, además estaban la noria con su andamio, la alberca, la era, alguna cochinera o “zahúrda” etc.
Desde que empezaba la siega, la trilla y tolas las faenas de la “era” y, además, paralelamente, se criaban en la huerta productos de huerta o regadío como judías, patatas, panizo, maíz, etc.
El hortelano con su familia permanencia durante cinco o seis meses en la huerta sin habitar la casa del pueblo desde finales de mayo hasta octubre, desde que empezaba la siega, la trilla y tolas las faenas de la “era” y, además, paralelamente, se criaban en la huerta productos de huerta o regadío como judías, patatas, panizo, maíz, etc.
La alberca rectangular o cuadrada de mampostería la enlucían con mortero, varías capas y bien metido en cal para que no perdiera agua
Todas las actividades de la huerta se realizaban como por aquí decían en los “meses grandes”, es decir, finales de primavera, verano, e inicio del otoño cuando los días son más largos y en plana calima veraniega con lo cual los animales se sacan de la casilla a una “corrala” aneja, la lumbre y los guisos se hacen fuera de la habitual chimenea en un “hogaril” y también solían dormir fuera de la casilla en la era, En todas estas faenas siempre estaba presente la noria con sus infinitas vueltas para mantener la “alberca” llena de agua y la despensa de la hortaliza, así como el resto de las plantas bien regadas.
Monopolizaron el cultivo de las huertas, olivo y las almazaras
Con el islam la oleicultura se extendió y generalizó en la comarca. El Idriss, señala plantaciones en latitudes tan alta y copo habituales como en Jaca, Lérida y Mequinenza. La palabra aceite, que ha llegado hasta nosotros es de procedencia árabe “Az-zait” jugo de oliva y “Zaitun”, aceite.
Los mudéjares de Almagro y el resto de las villas acapararon ya como propietarios, aparceros o arrendatarios no sólo la mayoría de las huertas ubicadas en zonas bajas, cursos fluviales o arroyos creando una importante red de regueras y acequias así como de norias generalizadas por toda la provincia.
La base de todo ello está en su alimentación, mientras los cristianos se nutrían a base de pan, carne y vino; los mudéjares se alimentaban con arroz, pescado, legumbres, verduras y diversas frutas. Hasta en punto se generalizó el consumo del aceite, que durante el reinado de los Reyes Católicos el gazpacho con aceite y vinagre, era el alimento básico en poblaciones rurales.
Hay constancia de con la llegada de los moriscos los molinos harineros y bataneros se reconvirtieron en almazaras para satisfacer la demanda de aceite ya que no consumían manteca de cerdo. La pujanza del aceite que se trasladaba en “odres” de cuero fue tal que en Almagro y comarca se tuvieron que editar normas específicas para regular esa industria. Casi todos los molinos de la zona acabaron en manos de cristianos nuevos ya fueron “moriscos” o mudéjares.
Los “mudéjares destacaron por ser “maestros” de la Carpintería
su mano en el trabajo de la madera es única tanto en los artesanados de los techos como en la elaboración de las vigas, zapatas y canecillos de todo ello aún hay muestras presentes de lo que fueron las techumbres de Santa María la Mayor de Alcázar de San Juan, La Iglesia de la Concepción de Arenas de San Juan, la Ermita de la Virgen del Monte de Bolaños de Calatrava y la Iglesia de Alarcos en Ciudad Real, entre otras.
En las “Cinco Villas” y en su entorno del Campo de Calatrava los mudéjares destacaron por su gran oficio y maestría en la artesanía de la madera, su huella aún está presente en todo tipo de construcción y mobiliario. En las iglesias, igual que el emplearon con su típico estilo el ladrillo, su mano en el trabajo de la madera es única tanto en los artesanados de los techos como en la elaboración de las vigas, zapatas y canecillos de todo ello aún hay muestras presentes de lo que fueron las techumbres de Santa María la Mayor de Alcázar de San Juan, La Iglesia de la Concepción de Arenas de San Juan, la Ermita de la Virgen del Monte de Bolaños de Calatrava y la Iglesia de Alarcos en Ciudad Real, entre otras.
Modelos populares de sillas como estos en todas las casa de la comarca se han estado utilizando hasta los años 60, intereados en ellos escribir comentario
En la mayoría de las casas solariegas de la comarca calatraveña también dejaron singulares obras en madera tanto en los techos como la viguería y balaustradas de los corredores y patíos porticados, así como de las puertas, ventanas y fraileros ensamblados a base de cuarterones, En este mismo apartado, destacan las puertas de las bodegas, huecos de escaleras, alacenas y despensas, así como multitud de tragaluces a base de “arabescos” en la parte superior de las puertas y “mirillas”.
También dejaron la huella de su estilo inconfundible en el “Arte Mobiliar”, una de las piezas que lleva inclaustraciones de marquetería son los sofás y sillas conocidos por el homónimo nombre de marquetería, pues ambos modelos, sofá y sillas, en la parte superior del respaldo llevan un adorno con esta técnica.
No sólo hay sillas, también sofás, arcas, arcones y toda clase de muebles populares de los años 60, interesados escribir comentario
También dejaron la huella de su estilo inconfundible en el “Arte Mobiliar”, una de las piezas que lleva inclaustraciones de marquetería son los sofás y sillas conocidos por el homónimo nombre de marquetería, pues ambos modelos, sofá y sillas, en la parte superior del respaldo llevan un adorno con esta técnica.
En la mayoría de las casas solariegas de la comarca calatraveña también dejaron singulares obras en madera tanto en los techos como la viguería y balaustradas de los corredores
Otros modelos de sofás y sillas con aire mudéjar son los conocidos de palillera retorneada que resultan muy estilizadas. Muy trabajados son los modelos de sofás y sillas conocidos con el nombre de “peineta”, a parte de la sillería, también hay singulares obras maestras en costureros, joyeros, arcas, arcones, baúles, cómodas, apararadores, etc.
Nogalera
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