viernes, 8 de marzo de 2013

La Mancha, un mosaico de parcelas policromadas entre molinos, rebaños y quinterías.



 
La Llanura Manchega: Entre humedales, bombos, molinos y quinterías.

 La llanura manchega correspondiente a Ciudad Real se encuentra delimitada por los Montes de Toledo y los pasos de acceso de Puerto Lapice  y Fuente el Fresno por el noroeste, por los cursos altos del Guadiana y Azuer en Campo de Montiel por el Este y  el Campo de Calatrava al sur.

 
La Mancha se caracteriza por un “paisaje agrario”, muy humanizado.

Este ámbito se caracteriza por la predominancia del “paisaje agraria”, muy humanizado, a base de tierras de labrantío  dedicadas en su mayoría al cereal, al viñedo y, en menor medida, al olivo. En contraste con la aridez aparente, goza en el subsuelo de un mar subterráneo que tradicionalmente con el empleo de norias y ahora con perforaciones  se ha plasmado en numerosas áreas de regadío… El conjunto ofrece con sus numerosas parcelas un singular paisaje policromado en el que destacan: los rebaños dispersos con su “pastoreo extensivo”, Las quinterías y en las escasas serretas los molinos de viento, ambas construcciones emblemáticas de las tierras manchegas.

Los rebaños de “pastoreo extensivo” forman parte de su paisaje.

Junto a su interesantísima flora y fauna, el paisaje se completa con variadas producciones  reflejadas en sus estimadas “Marcas con Denominación de Origen”: quesos, cordero, vinos, aceites, berenjenas, azafrán, melón, etc.
Hay, además, un conjunto interesantísimo de 
humedales, a parte del gran embalse subterráneo Acuífero 23, numerosas lagunas como las Tablas de Daimiel que conforman un singular paisaje, flora y fauna con una fuerte personalidad y un gran contraste de tierras áridas y húmedas a la vez.










Humedales y aridez a la vez, caracterizan a la Mancha.


Descripción de la Llanura Manchega.


El “antiguo campo estepario romano”, la Manxa, ¿tierra sin agua?, lo que conocemos  por Mancha es un ámbito dominado  por un “paisaje agrícola”, muy humanizado, enmarcado por el azul del cielo y el horizonte. Ocupa al norte los piedemontes de las sierras Pocito y chorito con los paso de  Puerto Lapice y Fuente el Fresno de Montes de Toledo; por el oeste el Castillo de Calatrava la Vieja, Torralba y Bolaños; Por el sureste, Valdepeñas, alto Guadiana y Azuer en el Campo de Montiel.
Desde el aspecto geológico, la Llanura Manchega es una gran depresión estructural, fruto de la orogenia alpina y, posteriormente, rellena de materiales sedimentarios. Tiene una altitud medía entorno a los 650-700 m. con una ligera inclinación de este a oeste, aunque la percibimos con una extrema horizontalidad. Los escasos escollos que rompen este mar construido por capas plegadas y fracturada de rocas precámbricas   y cámbricas  en profundidad, luego arrasadas y hundidas hacía el oeste con apertura al Atlántico. Más tarde se rellenó con la “regresión Mesozóica” con todo tipo de sedimentos lacustres y marinos: calizas, dolominas, margas, arcillas y yesos.

 A Finales del cretácico con la “Orogenia Alpina”  en los territorios emergidos se generó la “primera red hidrográfica” que siguió la suma de las capas  con conglomerados, areniscas, margas, yesos y calizas, posteriormente, en el Plioceno fue el punto de partida de la basculación de la Meseta hacia el oeste y la “red fluvial actual”. Sobre la llanura los geólogos  distinguen la existencia de dos superficies de erosión: la fosilizadas  por “caliches” o costras calizas  (apenas a unos 40-50 cent. Del suelo y la superficie en la que aparecen los depósitos fluviales y eólicos  más modernos.

Las piedras calizas caracterizan los suelos de la Mancha y con la roturación de la tierra en los campos de acumulan formando “majanos”, “pedrizas”, “Bombos” y empleo para todo tipo de mampostería.

A juicio de todos los viajeros, se trata de un territorio  extremamente llano, de un “monótono camino, de su llanura ancha, infinita y desesperante”, así la describe Azorín en su obra “La Ruta del Quijote”.
No obstante, en esa aparente monotonía, los contrastes están presentes no sólo en la extrema aridez y la abundante  agua de sus humedales y acuífero a la vez, sino también  en el tópico de su “llanura  interminable” en contrastes con los cerros en los que cabarga sus molinos. Es precisamente en estos cerros y costuras del relieve “llano” donde se ubican una de las construcciones  más emblemáticas de la Mancha: los molinos de viento, de agua, los bombos y las quinterías.



Humedal y llanura interminable con molinos definen la Mancha.




Tanto los molinos de viento y de agua como las habituales quinterías y bombos dispersos entre las parcelas de la llanura  están ligadas a la vocación agrícola  y, en concreto, al cultivo extensivo del cereal y al pastoreo de estos labrantíos de la región manchega. Los molinos se localizan en los relieves más salientes de la llanura en donde se puede aprovechar los vientos, en aquellos lugares más alejados o que carecen de las corrientes de agua que permitan la instalación de los molinos de agua para la molienda del grano. Aunque su instalación también se generalizó a raíz de la gran sequía que asoló la Península Ibérica en el siglo XVI.


Los Molinos de Viento, Molinos de Agua, las Quiterias y Los Bombos.

Los Molinos de Viento, una singularidad manchega. Es una técnica importada con una tipología integrada a la manchega y que en cualquier caso se expandió en el siglo XVI. Azorín en su libro nos proporciona: “Que no puede extrañar que tales molinos –como una novedad-  sorprendieran a D. Alonso Quijano el Bueno, pues se implantaron en la Mancha en 1575”.

No hay pueblo en la Mancha y en su entorno con un cerro o un curso de agua que no tenga su molino de viento o de agua.
Fecha exacta o no, en cualquier caso se trata de un invento importado de Oriente  a Occidente por los cruzados de los Santos lugares. De tiempos muy lejanos Griegos o Romanos o, de tiempos más cercanos,  en Edad Media o Renacimiento, el hecho es que en el siglo XVI se implantó o reactivó su uso por diversos lugares “elevados de la Mancha”. Del Siglo XVI son los molinos de viento citados por Cervantes y que siguen ahí en el Cerro de la Paz de Campo de Criptana –el Burlete, el Sardinero, el Infantado, etc. En los demás cerros miradores de Alcázar de San Juan, de Moral de Calatrava, Y en las cimas más destacadas de los Montes de Toledo – en la Calderina y Chorito- los hay en Herencia, Puerto lapice, Consuegra, Los Yebnes, Urda, Villarruvia, Fuente el Fresno, Malagón, etc.

El molino Manchego, tiene tres plantas en su interior: silo, zona de la que parte la escalera de caracol por la que se accede al resto de plantas y donde se dejaban las mulas; camareta, una estancia media donde se limpia el grano y donde se guardan los lienzos de las aspas, los utensilios de molienda, etc; y por último el moledero, donde se encuentran las piedras de molienda, y en la parte superior alberga toda la maquinaria.
La  cubierta cónica independiente y móvil en la que se encuentran la aspas y descansa sobre la base cilíndrica suele ser de mampostería de piedra encalada, mientras que la cubierta es un entramado ligero de madera, que gira sobre un eje masivo. La cubierta se gira mediante un largo tronco saliente denominado gobierno, desde el que se manipula, orientando las aspas en función a la dirección del viento. Normalmente hay diferentes ventanucos que recogen los  tipos de viento de la zona: solano alto, solano fijo, solano hondo, moriscote, ábrego hondo, ábrego alto, toledano, cierzo, matacabras y mediodía.
-Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

El conjunto de molinos de Campo de Criptana.


El conjuto de molinos de Campo de Criptana, constaba de 32  molinos, aún conserva diez, tres de ellos  Declarados Monumentos por su antigüedad ya que datan delo siglo XVI, mientras que los otros siete restantes fueron construidos a partir de 1900.


El interior tiene tres niveles, los dos primeros sirven como almacén y recogida de la harina, el tercero aloja la maquinaria completa que aún podría moler. Tienen 6 metros de diámetro y bajo la puerta, de madera forrada de zinc, hay doce ventanillos orientados según los doce vientos que soplan en la zona.

La presencia de los molinos en Campo de Criptana ha configurado una imagen típica asociada a la memoria literaria y a las imágenes pictóricas de numerosos artistas. Muchas son las personas, que desde diferentes países, vienen a esta localidad manchega para ser testigos de los “desaforados gigantes” con los que luchó Don Quijote. Sin embargo, estos ingenios mecánicos provocaron una transformación profunda en el espíritu de la época e hicieron de Campo de Criptana una zona fabril que en los períodos de recolección presentaba una intensa actividad de trabajo. Siendo, por tanto, la producción industrial un valor esencial de los mismos y otra razón de peso para luchar por su conservación y difusión. Con este objetivo y a través del Plan Especial de Protección de la Sierra de los Molinos y de su entorno, el Ayuntamiento de Campo de Criptana vela por la protección, el mantenimiento del aspecto original de los molinos, su proyección y conocimiento.
 Este Museo de los Molinos de Viento está formado por 10 auténticos molinos de viento del siglo XVI que albergan en su interior diferentes y originales exposiciones.
 Su visita puede comenzar Oficina de Turismo de Campo de Criptana.


El Molino Culebro es un Museo temático de la actriz Sara Montiel, nacida en esta localidad. 

Esta exposición se abre en función de la demanda de los turistas. En ocasiones se establecen horarios de visita cada media hora.
En el Molino Inca Garcilaso se encuentra el Museo de Labranza, en el Molino Pilón el Museo del Vino, en el Molino Lagarto un Museo de la Poesía, en el Molino Cariari está el Museo del Cine dedicado al decorador Don Enrique Alarcón, y el Molino Vicente Huidobro contiene una exposición sobre su titular.
El Molino Infanto, al igual que otros molinos como Burleta y Sardinero, conserva su mecanismo original, por lo que podrá caminar por sus diferentes pisos, contemplar toda su estructura y la maquinaria del siglo XVI y conocer cómo funcionaba un auténtico molino de viento.


Los Molinos de Agua en La Cuenca del Guadiana.

 Los molinos de Agua, otra construcción típica de “Mancha  Húmeda”. Los molinos de agua estaban situados en algunos tramos del Río Guadiana, después de su nacimiento en “Ojos del Guadiana”, inmediatamente después, la “madre del Guadiana” ganaba en anchura y en velocidad  y enseguida venían los molinos, hoy, la mayoría, se encuentran  irremisiblemente en “catálogo  Rojo”  el de la Parrilla, Zuacorta, la Maquina y el Nuevo; y, otros recientemente restaurados para poder ser visitados, como Molemocho en la cabecera de las Tablas y Puente Navarro a los pies, junto a la Dehesa de Zacatena.
Molino de Molemocho a las puertas de las Tablas.

Esta tipología arquitectónica es dual: Los edificios de usos comunes viviendas, establos, almacenes, etc. no representan ninguna característica estructúral específica  distintas al resto de las viviendas manchegas; pero por otro lado, tiene la especificad del molino sobre un curso de agua: Ojos, Tajamares, puente o estructura para el montaje de las piedras molineras, tolvas, compuertas, aliviaderos, etc.
Esta arquitectura, tiene y, sobre todo, tenía un entorno  un bellísimo tejido a base de flora y fauna acuática en duro contraste  con la aridez del entorno, sobre todo, en verano
Los molinos de agua en las márgenes de los ríos han simbolizado una de las tecnologías más avanzadas, para su funcionamiento se necesitaba un salto de agua de forma natural o artificial creándose una pequeña presa para almacenar el agua o simplemente un desvío del agua a través de un canal o “quite” que conduce al agua hasta las hélices.

El molino de agua de Molemocho descubre el pasado uso de los molinos harineros del Alto Guadiana.
  Cuando en los años 70 dejó de funcionar, el futuro del molino harinero de Molemocho comenzó a tornarse gris, pero hoy, unos 40 años después, su restauración le ha dado una nueva vida para convertirse en un singular centro de interpretación en el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel.


Una de tantas Paradas de los Molinos: Zuacorta, La Máquina, el Nuevo, Griñon, Molimocho, Puente Navarro, Flor de Rivera, etc.

El molino de Molemocho reabre sus puertas para popularizar entre los miles de visitantes que acuden a este espacio natural protegido, en pleno corazón de La Mancha, el uso que se les daba a los molinos hidráulicos tradicionales que, durante siglos, se han ubicado sobre los ríos para aprovechar la fuerza del caudal de agua.
En el año del agua, el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, en la provincia de Ciudad Real, ha convertido el singular edificio que cobija este molino, acomodado sobre el lecho del río Guadiana, en un centro de referencia para descubrir los aspectos culturales y actividades tradicionales que ha realizado el hombre vinculadas a la presencia del agua.

Molemocho es uno de los más antiguos molinos hidráulicos harineros de Castilla-La Mancha.
Molemocho es uno de los más antiguos molinos hidráulicos harineros de Castilla-La Mancha, cuya fecha exacta de edificación se desconoce, aunque ya aparece mencionado en las Relaciones Topográficas de Felipe II, en 1575. Enclavado en el conocido como Camino de los Moledores, que recorría los abundantes molinos harineros que se encontraban sobre el río Guadiana, Molemocho fue uno de los más importantes entre todos los que componían las Paradas de los Molinos: Zuacorta, La Máquina, el Nuevo, Griñon,Molimocho, Puente Navarro, Flor de Rivera, etc.
Molemocho, situado a las puertas de la entrada del Parque Nacional, invita a descubrir cómo los ingenios hidráulicos han facilitado el desarrollo de las tareas agrícolas y ganaderas. Su visita ayuda a conocer la tradición molinera de la región y uno de los oficios más tradicionales, el de molinero, pudiéndose observar el funcionamiento real de esta entramada pieza de ingeniería que supuso toda una revolución industrial en su época.
Pero, el recorrido por Molemocho ofrece a los visitantes una oferta divulgativa añadida que permite conocer la singular relación hombre-agua a través de una interesante exposición interpretativa.
El director del parque nacional ha comentado que este proyecto se complementará con la recuperación de los puentes de acceso al molino, que datan de los siglos XIII y XIV y que se incluye dentro de una segunda fase de adecuación. "Será una obra de restauración importante que esperamos poder comenzar en el segundo semestre de 2008. Una obra que cuenta con el aval de la Comisión Provincial de Patrimonio y que mejorará considerablemente el entorno del molino", ha señalado Carlos Ruiz.
En esta segunda fase de adecuación, el Parque Nacional también prevé unir el molino de Molemocho con alguno de los itinerarios que discurren por el parque, lo que supondría un nuevo recorrido que incrementará la oferta de uso público. Durante siglos, las aguas del río han pasado por los cinco pares de muelas del molino, facilitando que sus piedras machacaran cientos de kilos de harina que abastecieron a los habitantes de la comarca.

Los bombos, otra construcción ligada a la actividad agraria manchega.




Los Bombos” son muy populares y monumentales en Tomelloso; pero igual de comunes y con tipologías muy variadas en Gránatulas –los bombos  de ahí son muy altos

Los “bombos”, aunque con tipologías distintas, en  toda la comarca Calatraveña y su entorno, siempre han existido y, aún perduran, una edificación característica. “Los Bombos” son muy populares y monumentales en Tomelloso; pero igual de comunes y tipologías muy variadas en Gránatulas –los Capillos muy altos - y, más discretos, en Almagro, Bolaños, Daimiel , etc.

En su mayoría son circulares, cuadrados o rectangulares aunque con aristas redondeadas y variables  en alturas, Están construidos con “lajas” o “lanchas” de piedra, habitualmente, caliza de tamaño mediano y colocadas sin mortero y en su lugar abundante “ripiería” para el relleno de los huecos.


En Daimiel más modestos.
Están cerrados con una falsa cúpula por avance horizontal de unas piezas sobre otras, remetiéndolas hacia dentro en cada tanda y, según se gana en altura, se va cerrando la falsa cúpula. Estas construcciones son anteriores a la invención del arco, bóvedas y cúpulas y, por tanto, son reminiscencia  arquitectónicas de los poblados de “Altura” y poblados de “llanura” de la Edad delo Bronce.



En Tomelloso monumentales y con formas muy variadas.
La causa de que no se haya perdido su tipología ha sido su facilidad constructiva debido a la abundancia de piedras  cuando se “descantan” las tierras con las piedras  en lugar de hacer “pedrizas” o “majanos” se hacían “ranchos” o Bombos con la simple facilidad y economía de “colocar las piedras”, venía hacer las veces de las quinterías aunque menos racionalizada por dentro. El mimetismo de los bombos resulta perfecto en los parajes calatraveños ya que al no estar enlucido, ni pintado  es el terreno propiamente dicho.

Las quinterías.

Por todo, paisaje agrario, lejos del pueblo y con pozo abrevadero, se encuentran las “casillas “ o “quinterías.”
Las construcciones populares en nuestra comarca son muy variadas y hay una gran diversidad, así como una amplia gamas  de edificaciones con muchos matices. Aunque, genéricamente, en todas  están presentes las “casillas” que se ven por nuestro paisaje agrario,  y se le han venido llamando “quinterías”, la realidad es más diversificada y conceptualmente hay por un lado, la quintería, “casilla”, lejos del pueblo y con pozo “abrevadero”  para abastecerse de agua con los  “animales de labor”  y poder pasar una semana o, antiguamente, quince días sin venir al pueblo labrando las tierras de secano tanto de cereal, viña como olivar.
A diferencia de la huerta, la actividad  de la gente en la quintería se realiza durante los “meses Cortos”, es decir, finales de otoño, invierno y principio de primavera, cuando los días son más cortos.Cuando hace frío, el fuego, las personas y los animales todos juntos se protegen y se dan calor en el espacio reducido   con los  huecos  justos casi en penumbra de la “casilla”, contrarío a la huerta en donde los animales se sacan de la casilla  a parte en una corrala, en fuego a fuera en un “hogaril” e, incluso, las personas duermen al aire libre en la era guardando de paso  “la mies”, el trigo, la cebada y demás productos.
 En  cualquier caso, la quintería está muy alejada de pueblo, en los paisajes más solitarios del término municipal y las casillas más distanciadas unas de otras que los parajes típicos de las huertas. Por este distanciamiento y escasez de “casillas” de quinterías, era habitual coincidir gañanes de distintas tierras en la misma casilla o, incluso, tenían que perdir la vez para hacer las labores habituales de vendimia, sementera, aceituna, barbechera, y siega.




A diferencia de la huerta, la actividad  de la gente en la quintería se realiza durante los “meses Cortos”, es decir, finales de otoño, invierno y principio de primavera, cuando los días son más cortos.

La  “casilla” o quintería pieza clave de la arquitectura popular



La “casilla” es una estancia rectangular, muy variable de largo, 6, 9, 12, etc. ms. X 4,50 ms.  De ancho. Con un único  espacio común para personas y animales de labor, sólo separado a media altura por dos pesebres que dan acceso por un pasillo entre ambos a la cuadra en el testero, rematado por un tragaluz y  opuesto la  cocina con  la chimenea, sus dos desvanes a la altura de la cabeza y a ambos lados del hogar, dos poyos que hacen la veces de asientos y camas junto al fuego. Debajo de los desvanes y a poca altura de los poyos existía algún basar   también sobre los poyos  y a  la altura de los devanes  solían tener alguna que otra estaca para colgar, mantas, ropas, arreos, etc.

  

ELEMENTOS ESENCIALES DE LA QUINTERIA SON LOS TRES HUECOS: TRAGALUZ, CHIMENEA Y PUERTA, MÁS EL POZO ARTESIANO, TIPICO DE LA QUINTERIA IGUAL QUE LA NORIA LO ES DE LA HUERTA .







  El único hueco  más  grande, la puerta da acceso a la casilla, orientada siempre al sur, justo  abre y apoya junto al primer pesebre de la derecha y enfrente de ésta,  entre el otro pesebre  y los pies del segundo poyo siempre ha hay un hueco o espacio que se utilizaba de “pajera”  y granero en “costales” para alimentar a los animales. Además de la puerta, todas las casillas tienen otros dos pequeños huecos, el tragaluz como un pequeño ojo de buey en el testero de la cuadra que al saliente para avisar a los gañanes del alba y  la otra abertura cenital,  la chimenea al poniente. Los tres huecos de las quinterías están presentes para renovar y airear la estancia justo sin que entre frío en invierno y calor en el verano y mantenga la iluminación suficiente para las tareas habituales de cocinar, comer,  calzarse, más algún que otro arreglo de aperos, arreos, etc.



Entorno a la quintería o casilla siempre había un espacio libre o “parador” para dejar los carros o las galeras “uncir” o “desuncir” a los animales. Entre este espacio libre y la casilla siempre estaba presente el pozo con dos mármoles o muretes de obra entre los que existía un carrete o garrucha para sacar el agua imprescindible para los animales y personas. Los pozos de las quinterías, acompañados de sus correspondientes pilas o dornajos, son siempre redondos de unos 90 a 120 cm. De diámetro, nada tienen que ver con las norias de las huertas que son rectangulares, aptas para la instalación de un “arte” o “caracha” y elevar el agua de una forma mecánica para el regadío.
Otra característica de las quinterías que no se han descripto hasta ahora con claridad es su lejanía del casco urbano correspondiente, dispersas en los parajes menos humanizados  y solitarios del término municipal. Pues en los parajes más cercanos a las poblaciones y más humanizados han estado,  salvo excepciones, reservados  a las huertas con sus respectivas norias, albercas y, casi siempre, con corralas anejas para los animales…

La Mancha Húmeda:Importante Conjunto de Humedales manchegos.


Junto a las construcciones más emblemáticas  de la Mancha hay que señalar la presencia de un importante conjunto de humedales.Su valor e importancia fue reconocido en el 1981 con la declaración por parte de la UNESCO de la Mancha Húmeda como Reserva de la Biosfera que incluía el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera y un conjunto de lagunas  y llanuras encharcables localizadas, en gran parte, en el noreste de Ciudad Real.















Aridez y humedal a la vez  el gran contraste de la Mancha.

Por su interés, accesibilidad y disponibilidad de instalaciones para uso público se pueden visitar algunos conjuntos lagunares de esta parte manchega:
- Las Lagunas Chica y Grande de Villafranca de los caballeros, denominadas playa de la Mancha.
-Los Charcones de Miguel Esteban, Declarada Reserva Ornitológica.
-Las Lagunas de Alcázar de San Juan como la Veguilla, Yeguas y la del Camino de Villafranca, declaradas en 1999 Reserva Natural e incluida en la Lista de RAMSAR de Humedales e importancia internacional.
-Las Lagunas de la Vega o del Pueblo en Pedro Muñoz, junto a la de Alcahozo en las Mesas y Manjavacas en Mota del Cuervo, declaradas ZEPAS (zona de especial  protección para las aves).
-Algo más al sureste, Las Tablas de Daimiel, declaradas Parque Nacional en 1973, único exponente de uno de los ecosistemas más singulares de la mancha Húmeda.

Las Lagunas de Pedro Muñoz y su entorno.


En esta área hay un total de 15 lagunas, diferenciadas por su origen y características de sus aguas. Por su génesis, accesibilidad y disponibilidad de instalaciones para uso público, se pueden visitar la Laguna  de la “Vega o del Pueblo” junto al casco urbano de Pedro Muñoz, la Laguna de “Alcahozo” en las Mesas y “Manjavacas” en Mota del Cuervo, todas ellas declaradas una ZEPAZ (zona de especial protección para la aves). Su importancia para las anatadas  como lugar de invernada, nidificación, alimentación y descanso en las migratorias  es vital, por ello están incluidas en la Lista del Convenio Internacional de RAMSAR. Hay que destacar la presencia de flora endémica  aclimatada a los medios salinos por cuyo valor se acrecienta su interés.


Con la visita a la Laguna del Pueblo, Alcahozo y Manjavacas podemos disfrutar de  un paisaje agrícola muy humanizado a base del monocultivo del viñedo, especialmente, en esta zona. La variada fauna que alberga y su extraordinaria riqueza  ambiental  debe ser protegida no sólo por ley, sino por el cuidado de todos…


Complejo Lagunar de Alcázar de San Juan y su entorno.


En Alcázar de San Juan hacía Herencia está la Veguilla que con Masegar, las Yeguas y Camino de Villafranca forman el conjunto de lagunas que  en 1999 fueron declaradas Reserva Natural, incluidas, en la Lista de RANSAR sobre humedales y, además, están en la Red de Espacios Naturales de Castilla-La Mancha, como Reserva Natural con el nombre genérico de “Complejo Lagunar de Alcázar de San Juan.


la Veguilla que con Masegar, las Yeguas y Camino de Villafranca forman el conjunto de lagunas que  en 1999 fueron declaradas Reserva Natural, incluidas, en la Lista de RANSAR

La geomorfología de este Complejo Lagunar es una raña con arenales y dunas fósiles en la que se superpone capas de margas,.arcillas, yesos triásicos y calizas del neógeno. Todo ello conlleva importantes diferencias  en los componentes de sus aguas.
En su flora hay especies muy sigulares: Lepidium cardamines, Microcnemum  coraloides,  Cressa cretica,  Limonium latebracteatum, especies muy raras y en peligro de extinción. Estas lagunas a la llegada del verano, especialmente, la Laguna de las Yeguas exhiben una gran costra de sal con grietas de desecación que forman llamativas crestas de sal. A pesar de ello, poseen especies vegetales capaces de tolerar estos altos niveles de sal como el pollo, la sosa común, la sosa fina, la sapina y el albhol proliferan en estos medios sin competidores y ser colonizados.
En cuanto a la fauna, destaca la importancia de estas  áreas acuáticas por lo cual desde 1999 se determinó que esté incluoida en la Lista del Convenio Internacional de RAMSAR sobre humedales y en la Red de Espacios Naturales de la Región como Reserva Natural con la denominación  de Complejo Lagunar de Alcázar de San Juan.

Las Lagunas de Villafranca y su entorno son elementos naturales de la misma geomorfología lagunar manchega.


Tanto las Lagunas Chica como la Laguna Grande  de Villafranca de los Caballeros tiene su génesis fluvial al estar entorno de Río Cigüela,




Tanto las Lagunas Chica como la Laguna Grande  de Villafranca de los Caballeros tiene su génesis fluvial al estar entorno de Río Cigüela, a este conjunto lagunar se le conoce como  “La Playa de la Mancha”, se originan por la extrema planitud del relieve y las escasas precipitaciones, “régimen de lluvias semiárido”  han determinado el escaso poder erosivo de la red fluvial por lo tanto tienen un fuerte carácter endorreico propio de la comarca. Motivo por el que las aguas se acumulan en pequeñas cubetas y en depresiones del terreno.
Esta planitud del relieve provoca que el río Cigüela y también su propio entorno deje a su paso un rosario de lagunas de tipo fluvial como los Charcones de Miguel Esteban y Las Lagunas Grande de Quero. Este mismo fenómeno se repite con el Río Záncara y sus alrededores  con el conjunto lagunar de Las Mesas, Pedroñeras, Pedro Muñoz, etc.

Las Tablas de Daimiel uno de los ecosistemas más singulares de la Mancha Húmeda.

 “El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel está ubicado en el centro del cuadrilátero formado por Daimiel y Villarrubía de los Ojos (lugares famosos, entre otros motivos, por la calidad de sus vinos) en la provincia de Ciudad Real. Creado el 28 de junio de 1973 con una superficie de 1812 hectáreas está ubicado  aguas arriba de la confluencia de los ríos Guadiana y Ciguela, en la actualidad canalizados por los trabajos de desecación que se llevaron a cabo en la zona en los años 1968 al 1971”.
Las Tablas son un enclave de gran importancia ya que es un singular ejemplo  del “Paisaje Asociado a las Tablas Fluviales”, propio y esencial del




El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel está ubicado en el centro del cuadrilátero formado por Daimiel y Villarrubía de los Ojos”.
escaso desnivel del relieve manchego. Esta singularidad  se ha traducido en el reconocimiento  de este espacio con la máxima figura de protección a nivel estatal –Parque Nacional-, importancia que también ha sido reconocida a nivel internacional  -Z.E.P.A., Reserva de la Biosfera (junto a otros humedales manchegos) y  más recientemente, L.I.C. “Cualquier época es buena para recorrer las Tablas. El visitante siempre encontrará motivos para recrearse en estas soledades de la Mancha. La fauna siempre presente en mayor o menor grado, servirá de deleite para el observador. La época más idónea es la comprendida entre los meses de abril  junio, que es cuando se ven con facilidad polladas de patos colorados y abundancia de peces”.
“En el mes de septiembre comienzan a iniciarse las grandes juntas de los ánades reales, con multitud de inquietos individuos sobrevolando los marjales. En los meses de diciembre a febrero hay gran variedad de especies, principalmente cercetas, paletos, porrones, etc., muy repartidos por todos los rincones del parque”.


Las visitas siempre han tenido lugar en Las Tablas de Daimiel.

La visita al Parque Nacional se realiza peatonalmente a través de tres itinerarios que hemos señalado y que están concebidos para apreciar la serie de valores que encierran Las Tablas. En determinadas épocas es importante ir provistos de ropa de abrigo y botas de agua y se recomienda llevar prismáticos y cámara. 

Elementos naturales que se pueden contemplar.







Entre los distintos elementos naturales que se pueden contemplar destacan los relacionados con la geomorfología como las propias Tablas y los ojos, la vegetación y la fauna.

 

 

Los  ”Ojos” no son más que potentes resurgencias debidas a al afloramientos de las aguas subterráneas a la superficie topográfica.



En su geomorfología hay que destacar “Los Ojos Y el  nacimiento del Guadiana”, Consiste en diversas depresiones circulares u “oídos” en cuyo seno hay surgencias  naturales del Acuífero Sistema 23 y cuyos manantiales dan origen al Río Guadiana. Los  ”Ojos” no son más que potentes resurgencias debidas a al afloramientos de las aguas subterráneas a la superficie topográfica. Entre la tupida vegetación palustre –carrizos, juncos, eneas, masiegas- aparecen grandes charcos, en cuyos fondos brotan abundantes caudales. Visibles, se contaban hasta catorce de estos manantiales: el  más  accesible por estar situado junto al borde de la caliza  tobáceas que rodean a la zona pantanosa, es el denominado “Ojo de Mari López” que tenía 22x18 metros, a la izquierda de la carretera de Daimiel a Puerto-Lápice. En sus suaves borbotones se mercián las gambusias y los cachuelos y  hacia Villarrubia  se hallaban los “Ojos del Ciego” y el “Estanque  de la Señora” y luego hacia el  S- y el W., otros como los del “Sordico”, el del “Rincón”, y el del “Pico”,  el de la “Peñuela”, más próximos a la Ciudad de Daimiel a unos 7kms.


Nogalera

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