martes, 4 de diciembre de 2012

I La Arquitectura del XIX en Calatrava y su Entorno.

 



 “Palacete” de Alvinesa en Daimiel, 1860.
La arquitectura Ochocentista comienza con la influencia de Juan de Villanueva y los arquitectos de la  “Academia de San Fernando”, bajo el signo del Neoclásico y el pensamiento Ilustrado. En sus inicios la Arquitectura del siglo XIX depurará y adaptará el monumentalismo Neoclásico a la aparición y desarrollo de la burguesía  que introduce cambios fundamentales en los edificios tanto en nueva función como en su estructura, sobre todo, en las ciudades. La incorporación de nuevos materiales –hierro, vidrio y hormigón- les va a permitir soluciones  inéditas para muchos  de los problemas arquitectónicos.
 
Chimenea del 1860, “Palacete” de Alvinesa, edificio Historicista y Premodernista
La transformación más evidente de los nuevos intereses se va experimentar en la vivienda. La casa solariega y palaciega da paso a la “vivienda plurifamiliar”. En la jerarquización de los dos pisos que aparecen por planta, tiende a dar mayor relevancia a los bajos –“principal”- . La aparición de un elemento típico de la arquitectura burguesa, “el mirador”, un espacio recuperado  que aproxima a las personas, a las mujeres, especialmente a la calle. Según Valeriano Bozal: “Básicamente burgués porque es sólo en este tipo de vivienda donde aparece, ni la mujer que pertenece a la aristocracia que continúa viviendo en su palacio, ni la mujer de las clases bajas, tienen necesidad de esto: La primera porque le interesa  permanecer “incontaminada” y, además, tiene jardines y la segunda porque su contacto en la calle es real, vive prácticamente en ella”.
En esta nueva vivienda “plurifamiliar” hay una nueva “disposición”, en la fachada principal se ubica la” parte noble” –salón, comedor y despacho- y los servicios en la trasera  con patios interiores que permiten airear la casa, – el saneamiento empieza a introducirse-.En la arquitectura burguesa del siglo XIX de nuestra comarca hay tres tendencias:
Fachada del Ayuntamiento de Almodóvar del Campo, inaugurado en 1926.

-El eclecticismo o historicismo, recrea estilos anteriores tratando  de encontrar la tipología más representativa de la zona. Dentro de este estilo destaca el Ayuntamiento de Almodóvar del Campo con la fachada Neoclásica (1926); La Casa del General Prim en Retuerta del Bullaque;  La Torre de Abrahán junto al embalse homónimo; desde el punto de vista “estilístico lo que caracteriza la arquitectura burguesa del siglo XIX es la utilización del historicismo que trata de recuperar tendencias anteriores, impone una variedad lingüística  que habían crecido en los siglos anteriores”. Aquella peculiar fisonomía arquitectónica que tiende a configurar la imagen de la burguesía que quiere dar de sí misma, nos ha dejado una rica tipología como vemos en el Palacete de la Encomienda de Múdela  en el Viso del Marqués; Un Cortijo muy representativo de la Región es el de La Fuenlabrada  en Villahermosa  con varias dependencias agrícolas  franqueadas por dos torres.

Castillo” de la Encomienda de Mudela, lugar de cacerías reales.
La tendencia Neomedieval, durante el Reinado de Isabel II se produce una supervaloración de los monumentos góticos que son imitados para construir las iglesias, mientras el estilo mudéjar es muy estimado por su belleza. Este estilo será muy ensalzado por los románticos, su pervivencia llegará al siglo XX  por la facilidad técnica y el económico uso del ladrillo. En varias casas de nuestros pueblos la tradición árabe es patente y, sobre todo, destaca en la región la Iglesia de la Virgen de la Soledad en Moral de Calatrava, la Fábrica de Explosivos de Argamasilla de Calatrava, Fábrica de Harinas de Aldea de Rey y Manzanares. 
 
Plaza Porticada con columnas de fundido de Daimiel, 1882.
Como tercer tendencia en nuestra comarca, destaca la arquitectura del hierro y vidrio. Las primeras construcciones de hierro y cristal están en los Balnearios de Villar del Pozo y Puertollano, ambas de José Ramón Berenguer; en los Puentes de Ferrocarril como el de Guadalmez y en las llamadas obras de “arqueología Industrial” como son las Estaciones del Ferrocarril de Almadén y de Puertollano (1873), Otras estaciones  con rasgos eclécticos son  las de Valdepeñas, Tomelloso, y Alcázar de San Juan. Las Columnas del Porticado de la Plaza de Daimiel (1882).

Construcciones Historicista: Neoclásicas, románticas y con rasgos modernistas.


Lo que caracteriza el estilo de la arquitectura  de la 2ª mitad del siglo XIX  y  precios del XX, es la utilización de un “Historicismo”, recuperación de tendencias anteriores: barroco, neoclasicismo, romanticismo, etc. Esta recuperación  no será una aplicación estricta, sino que le introduce cambios esenciales que dan lugar a una  nueva fisonomía arquitectónica 

Detalle de la “Fábrica de Harinas” de Manzanares, 1881.
para configurar y exhibir una imagen de riqueza. La evolución hacia el romanticismo fue lenta, así como los reflejos del modernismo, le costó abandonar los cánones neoclásicos,  entre otros motivos, le parecían los más adecuados para el tipo de arquitectura civil que se estaba haciendo, especialmente, por el problema central de toda edificación: su estructura y distribución del espacio. Así  el “Palacete” de Alvinesa en Daimiel, el Ayuntamiento de Almodóvar (1826-1929) tendrá fachada neoclásica, muchas viviendas en Corral de Calatrava,  la Casa del General Prim, La Torre de Abrahán, etc. A esta “variedad lingüística”  que habían conocido los siglos anteriores, le introducen  “cambios” y lo mismo configuran “un palacete”, “una edificación industrial”  que “un complejo conventual” como la Iglesia y Convento de los Padres Pasionistas de Daimiel.

El Palacete de Alvinesa en Daimiel.


Este singular palacete de Daimiel de “Estilo Neoclásico Romántico y con fuerte “Carácter Modernista”,  con sabor francés es único en la Región. No se entiende  esta “edificación isla” en plena Mancha, surgida en la 2ª mitad del siglo XIX (1860), sin reparar en sus mecenas.

Distintas secciones que tenía la Entidad Franco-Suiza cuyos titulares J.C.Bhler, Issanjou y Casín , dedicados a la elaboración y exportación de aceites y vinos de Ciudad Real y Toledo.
En 1860, simultáneamente a la inauguración del ferrocarril de Daimiel, se establece en la localidad la Entidad Franco-Suiza cuyos titulares J.C.Bhler, Issanjou y Casín , dedicados a la elaboración y exportación de aceites y vinos de Ciudad Real y Toledo.  Al consultar estadísticas y trabajo de la Entidad en 1897 se exporta la fabulosa cantidad de 100.000 hectólitros de la clase excepcional de los vinos  “CALIDAD DAIMIEL”, denominaban a la Entidad: “LA REINA DE LOS VINOS BLANCOS DE ESPAÑA” (tal fue el auge que en el “Palacete” en cuestión “hondeaba la bandera francesa”, ya que en esta edificación se ubicó el consulado francés.
Conocidos los titulares del “Palacete”, entendemos que si la evolución de la arquitectura hacia el romanticismo fue lenta en España y, sobre todo en esta comarca, quedándose  sólo en algunos aspectos decorativos; sin embargo, en el “Palacete de Daimiel” está presente un avanzado Neoclasicismo Romántico con muchos rasgos de modernismo francés en cuanto a la distribución y estructura del edificio (tipología propia de la Plaza Real de Francisco Daniel Molina (1866). 
 Aspecto actual del “Palacete” de Alvinesa en Daimiel, 1860.
El hecho de que la construcción sea tan vanguardista en la zona y en la época, se debe a que sus promotores francos-suizos lo concibieron  hasta en su distribución y funcionalidad, pues los gustos de esta burguesía centro europea difería mucho de la “castellana”, aquella era una clase dinámica, ligada a la industria y al comercio, llegados aquí en plena expansión; mientras que ésta  encontraba sus recursos económicos en la propiedad de la tierra y en la alta burocratización estatal.
 Ante el edificio, salta a la vista la preocupación por el espacio y su funcionalidad, aspecto poco tenido en cuenta por los arquitectos de la época. Es un bloque compacto de cuatro niveles, en el conjunto de la edificación nada sobra, ni falta, está presente lo mires por donde lo mires la armonía,  ya que es una edificación exenta. Fue necesaria la llegada de esta burguesía para desarrollar este modelo arquitectónico más de fuera del país que de dentro.
Para conseguir la singular tipología de este edificio, compacto y estilizado a la vez, ponen como pieza clave el semisótano cuyo soporte es sustancial y, al mismo tiempo, discreto, tanto sus ventanitas como la entrada  por la zona trasera pasa desapercibido.  No sólo por el realce y estilización de la edificación, sino porque pone de manifiesto ya el saneamiento y el abastecimiento del mismo. (Aquí se ubica cocina, despensas y personal doméstico. Con acceso a la” planta noble” mediante montacargas y escalera estrecha de servicio). El interés por la tecnología está puesto aquí.
La cuarta altura  abuhardillada al tejado, junto con la techumbre de la torreta cónica de cinc le daba sabor francés. (En una posterior restauración, la reconvirtieron  en la cuarta planta aunque con ventanas más discretas en altura).
Las alturas intermedias estaban concebidas como “zonas nobles”  o residenciales. En la fachada principal  la puerta  con unos escalones y pasamanos de buena forja como la marquesina sobre  la puerta principal. También está presente el habitual “mirador” de la época que, a su vez, sirve de marquesina a una puertecita de servicio.
Los huecos de las “alturas nobles” son amplios y altos con unos discretos arcos de campanel, sin rejas y en su lugar fornidos antepechos  de madera muy bien combinados. Los huecos del semisótano y la última planta más bajos; pero todos coincidentes en una regular distribución.
La distribución armónica de fachadas y huecos se potencia aún más con la combinación del blanco para el recercado de ventanas y balcones, así como molduras continuas y verticales en las esquinas y horizontales también continuadas  rodeando el edificio a modo de entablamentos en la base de los huecos  y el color almagre para todos los entrepaños.  El contraste se potencia todavía más con el color marrón de las balconadas, los antepechos y los canecillos con sus aleros muy pronunciados. 
 "Fachada Principal” del Palacete  de Alvinesa.
Como rasgos modernistas que tiene este “palacete”, se observa una dualidad, por una parte el tratamiento espacial indicado tanto en la estructura del edificio como en la distribución de los  huecos y, por otra parte, como un añadido, la decoración moldurada, los “capialzados” de las ventanas con gracia de discretos arcos y un entablamento en forma de triglifos que da paso a la última planta.

Interior del “Palacete”.

 Chimenea  con aire francés de la época, 1860.
El semisótano bien iluminado y con acceso desde la torre cónica por la parte trasera, se dedica a la cocina, despensas y residencia del personal doméstico que mediante un montacargas “mecánico” y una escalera estrecha de varios cuerpos son los elementos que comunican y abastecen a las “plantas nobles”.

 






Detalle de la tarima del suelo con sabor a mudéjar del “Palacete” de Alvinesa, Daimiel.

Desde algunos escalones con pasamanos y  protegida con marquesina de hierro, se encuentra la puerta principal para acceder  a  un “hall”, a la izquierda de éste una escalera de dos tiempos conduce a la planta segunda y a la derecha de éste “especie de zaguán”  se dispone un gran salón con una “coqueta chimenea francesa” y  enfrente una puerta nos conduce directamente a       un gran salón distribuidor  de la planta con dos ambientes  separados por un arco de campanel. A la derecha del salón dos estancias, sobre todo, la de la izquierda sobre la cocina del semisótano, provista de montacargas y una escalera estrecha de varios tiempos para  comunicación del servicio, es clave ya que el interés  por la tecnología está puesto aquí.


Escalera de acceso a la segunda “planta noble”.
La segunda planta sigue siendo parte noble de la mansión, se destinaba a dormitorios, cuartos de niños y servicios. Por su parte, la tercera abuhardillada al tejado, esta  tercera altura, a parte de la estética que marcaba  con sus ventanas abuhardilladas al tejado en consonancia  con la torre del mismo, se empleaba para guardar todo tipo de enseres y las labores domesticas de las coladas, planchado, costura etc.
Uno de los salones del “Palacete” de Alvinesa de Daimiel.
El interior se encuentra tal cual en su disposición y equipamiento. Goza de altos techos, puertas de talle alto con un fijo de palilleria  con vidrio,  combinando cuarteronas  en  la parte baja y palillería en el resto; las  balconadas de dos hojas,  provistas de fornidas fallebas, tienen la parte baja de cuarterones y cuatro piezas de cristales cada hoja. Los suelos son hidráulicos o entarimados en forma de espigas con aire mudéjar.

El Ayuntamiento de Almodóvar del Campo.


Impresionante la belleza del edificio historicista  del consistorio de este municipio. La singular hermosura está presente tanto en sus estancias interiores como en su frontal exterior de corte neoclásico. La Corporación se ha propuesto poner en valor el patrimonio público de éste  y ya ha rehabilitado el tradicional despacho de la alcaldía cuyo uso era almacén  de todo tipo de enseres y pasto de la humedad. En esta tarea ha entrado la restauración de un gran mural pintado al fresco sobre el Partido Judicial de Almodóvar y la recuperación  del tradicional reloj.

Ayuntamiento de Almodóvar del Campo, inaugurado en 1929.
Pendiente de restaurar está un magnífico artesonado que atesora este singular edificio inaugurado en 1929.  A su palaciega fachada le darán su apariencia original, oculta bajo una aplicación artificial de mortero.

La Casa del General Prim en Retuerta del Bullaque.


Con los Montes de Toledo al fondo, presidiendo una finca agrícola y ganadera en el Término Municipal de Retuerta del Bullaque, se ubica el “Castillo de Prim”, se accede a la explotación  por una amplia “puerta cortijera” de la época, fabricada  con dos sólidas mochetas de ladrillos, rematada con sendas zaparas del mismo material y un tejadillo  árabe a dos aguas.
 Entorno y “Castillo de Prim” en Retuerta del Bullaque.
Desde la entrada ya destaca al fondo en medio de un bonito paisaje natural,  la Casa-Palacio de Prim.  Si mayor interés está en la fachada principal, en ladrillo y ocupando un plano destacado la puerta de entrada. Este bloque preferente está franqueado por dos torreones almenados que dan todos los rasgos de una fortaleza en el solitario paraje. La tipología de la edificación y la configuración del medio natural, junto las leyendas tradicionales del bandolerismo de la zona, le confieren al conjunto un fuerte carácter romántico  acorde con el gusto de la época.
 El Cortijo de La Fuenlabrada en Villahermosa.

En un paraje de gran bellaza,explotación agrícola y ganade,nos encontramos con el cortijo de La Fuenlabrada, totalmente aislado, igual que la Casa-Palacio del General Prim su construcción corresponde al siglo XIX, con una tipografía de arquitectura Historicista de fuertes rasgos románticos, por su semblanza con las torres almenadas de un castillo medieval y por la belleza del medio natural que preside.
Su fachada principal, consta de una planta baja con la puerta de entrada y en las esquinas se disponen dos corpulentas torres cuadradas y almenadas de gran grosor y altura. Salvo  un discreto alero que soporta el antepecho almenado que es de mampostería, el resto hasta el suelo se encuentra enjalbegado como las  restantes dependencias anejas de la explotación.
 Fachada del Cortijo de la “La Fuenlabrada” en Villahermosa.
Se dice por la zona que: “Entre los límites de Carrizosa y Fuenllana se encuentra La Fuenlabrada donde sitúa Cervantes el episodio de las Bodas de Camacho”. En cualquier caso no deja de ser una alegoría a estas construcciones  ya que en Villahermosa hay más de ciento ochenta que  en sus buenos tiempos fueron habitados por guardas, pastores, gañanes, jornaleros y, algunos, por sus propios dueños. En el lugar, D. Juan Guillén Rodríguez (Cobete), los ha puesto todos en verso y el que nos ocupa suena así:
Y también hay dos
Cortijos en la Fuenlabrá,
Donde residen los guardas
Y la casa principal

Palacete de Mudela, el Viso del Marqués.


 
Fachada principal del “castillo de la Encomienda de Mudela” en el Viso del Marqués.
Ocupa la zona central de la Encomienda de Mudela de 17.295 ha., se trata de una de las mayores explotaciones agrícolas y cinegéticas de la región, acomodada para la caza menor, sobre todo de la perdiz, para la familia Real. Al recinto o residencia se accede por una gran puerta de forja “maciza”, franqueada por dos artísticas mochetas de ladrillo. El interior del recinto dispone de un núcleo poblado por numerosas dependencias tanto para el servicio como para los acompañantes ocasionales del protocolo.
Del conjunto de edificaciones, norias y añadidos decorativos, destaca la Capilla exenta y el Palacete de Mudela con su propio recinto de forja y las garitas de vigilancia. Tanto la Capilla como la residencia real fueron construidas en el siglo XIX de carácter historicista con tal resultado que es todo un catálogo  de la arquitectura de la época.
El palacete lo integran dos  cuerpos adosados de tres plantas el que es el bloque madre con puerta adintelada y porticada  con dos columnas. El otro bloque adosado contiene la puerta secundaria y está algo retranqueado al fondo. Todo el conjunto está construido de mampostería con cuarcita almagre en los espacios libres y con ladrillo en las esquinas, las verdugadas de los muros, los huecos, los entablamentos y las ornamentadas cornisas,  que exhibe un eclecticismo mudéjar muy usual en la zona donde se ubica. 
Capilla del “Castillo de Mudela”.
El bloque principal en su primer cuerpo, a ambos lado de la puerta contiene el mismo número  amplias  ventanas adinteladas y se remata con un discreto entablamento de ladrillos que los rodea y da paso al segundo cuerpo cuyo rasgo distintivos son ventanas de corte gótico, nueva muestra del eclecticismo del edificio.  El tercer cuerpo se apoya sobre otro entablamento gemelo al primero, contiene huecos más discretos que el resto del edificio y se remata con un alero de diente de sierra muy vinculado al estilo mudéjar.
La capilla fuera del recinto residencial,  consta de una nave rectangular  y está levantada en mampostería y ladrillo, consta de tres cuerpos y pilastras de ladrillo adosadas por fuera a modo de contrafuertes en cuyos huecos a modo de capillas se abren ventanas góticas. El Ábside plano en lugar de altar tiene vidrieras en tres ventanas, mayor la central y de corte gótico; se corona el ábside con otra vidriera superior en forma de óculo. El imafronte contiene la puerta de entrada y un pequeño entablamento  que da paso a una especie de frontón mixtilíeo con otro óculo sobre el que se ubica una espadaña conteniendo la campana.

Iglesia y Convento de los Padres Pasionistas de Daimiel.


 Claustro del Convento de los Pasionistas de Daimiel.
Junto a los muros de una antigua ermita donde se veneraba “El Cristo de la Luz (1738), realizaron su Fundación los primeros Pasionistas en 1907. La Ermita del Cristo de la Luz tiene planta de cruz latina en cuyo crucero se levanta bóveda de media naranja sobre pechinas. Pilastras dóricas adosadas los muros  soportan un movido entablamento a lo largo del templo y los arcos farjones de medio punto, intercalados en la bóveda de cañón.

Camarín de la Iglesia del “Conjunto Conventual “de los Pasionistas de Daimiel.
La fábrica de mampostería descolocada y piedra de sillar en las puertas y contrafuertes. En la fachada principal, a  los pies de la nave,  en eje de simetría con el crucero, el altar y el camarín abovedado se encuentra la puerta con dovelas de medio punto y vocación mudéjar enmarcada en un alfiz. Sobre  la puerta una ventana de medio punto ilumina el coro  levantado  sobre arcos de medio punto rebajados, se encuentra  acomodado como oratorio para el convento con acceso desde el mismo. La fachada principal se remata con un frontón con tres huecos para las campanas y un óculo en su vértice.
Puerta de la Iglesia con “aire mudéjar” del Convento de los Pasionistas de Daimiel.
El motivo central del ábside, lo ocupa un gran camarín abovedado con las imágenes del Calvario que da un marco perfecto al altar mayor. Este conjunto está sobre una cripta con bóveda de cañón en la que se encuentran los Beatos Mártires de Daimiel y se accede desde el lado del evangelio, junto al altar.
La decoración de la Ermita Pasionista es muy sencilla, las pinturas de los cuatro evangelistas en las pechinas de la cúpula, rocallas con elementos vegetales y moldurajes mixtilíneos.

El Convento Pasionista.

Adosado a la ermita,  el conjunto conventual lo vertebra un claustro rectangular en cuyo entorno se levantan dos alturas, la primera porticada con pilastras  y arcos medio punto de ladrillo; la segunda planta una galería cerrada con ventanas  de medio punto. La fábrica  de mampostería y ladrillo prensado para las mochetas, los arcos de los huecos, las verdugadas o entablamentos entre planta y planta y, sobre todo, las bases y los remates de los numerosos frontones tanto el de la fachada o puerta principal como  los distribuidos en los testeros de la edificación, en ambas caras de las esquinas. 
Vista  de la fachada y puerta del Convento.
El conjunto conventual tiene un estilo ecléctico historicista  con fuerte carácter  Neoclásico y matices mudéjares.  Tanto los arcos de medio punto como las verdugadas con vocación de entablamento, así como las molduras verticales y los numerosos frontones decorados con ciertos rasgos mudéjares, sobre todo, en los aleros con diente de sierra y el uso abundante  del ladrillo.
Galeria del Claustro del Convento de los Pasionistas.
 A todo ello se añade su integración arquitectónica con la  vivienda tradición, mostrada en los numerosos frontones con óculo como remates de los tejados  a dos aguas o testeros de las quinterías  con tejas árabes.

Construcciones Neomedievales y Neomudejas.


Estas tendencias, se dan, sobre todo, durante el Reinado de Isabel II, se supervaloran los monumentos  mudéjares y góticos. Durante este periodo, 2ª mitad del XIX, se empiezan a hacer construcciones con  fuertes rasgos  de arabismo y mudejarismo, entre otras razones por la gran tradición mudéjar de esta zona, por su sencilla construcción y el bajo precio del material. Se miran en el arquitecto Emilio Aguirre Ayuso, autor del proyecto de las Escuelas Aguirre.
 
Uno de los detalles de la fachada Neomudéjar de la Iglesia de la Virgen de la Soledad en Moral de Calatrava.
 En Moral de Calatrava se construye la Iglesia de La Virgen de la Soledad, En Aldea del Rey Fábrica de Harinas, En Manzanares la Fábrica de Harinas  sobre el Río Azuer ya que utilizaba la fuerza potencial del Agua, en la comarca de Calatrava por su tradición mudéjar  se  animaron las construcciones de todo tipo en la mayoría de los pueblos como Calzada de Calatrava, Aldea del Rey, Moral de Calatrava, Granátula, etc. nos sorprende tantas y tantas casas con el sello mudéjar.

Iglesia de la Virgen de la Soledad de Moral de Calatrava.


Su primitiva construcción sufrió un incendio en su totalidad,  y  a finales del siglo XIX (1884) fue reconstruida  en el  más puro estilo mudéjar, salvo algunos remates pendientes, durante el siglo pasado este templo se ha dedicado a muchos fines en lugar del culto. Hasta el 1990 que se restauró de nuevo hasta 1994 que fue bendecida por el obispo Rafael Torija.
 Fachada de la Iglesia Virgen de la Soledad de Moral de Calatrava.
La Iglesia tiene planta de cruz griega y cúpula de media naranja con linterna.  En su fábrica  se alterna la mampostería mal puesta  en zócalos y murallas con el ladrillo en abundancia  como elemento estructural y, sobre todo,  decorativo. Muchas  partes de esta iglesia como la torre, los entablamentos, las cornisas, los distintos cuerpos de las puertas etc. están monopolizados por el ladrillo como único marial.
La fachada del imafronte  consta de tres cuerpos construidos a base de ladrillos, fabricados a las medidas y formas requeridas  según la decoración. El primer cuerpo contiene la puerta principal, muy discreta en tamaño y con las dovelas alternas en blanco y en negro con arco de herradura muy discreto. Este conjunto se enmarca en un alfiz, franqueado por sendas ventanas muy estilizadas como si tuvieran vocación gótica. Se remata este primer cuerpo con un entablamento muy  pronunciado para dar  paso al segundo cuerpo mixtilíneo en las verticales. El centro de éste lo ocupa un arco de medio punto sobre una  moldura simula  medio rosetón. Esta composición esta franqueada por doble pareja de pilastras muy discretas adosadas al muro para  con el entablamento superior formar un alfiz. Esta fachada principal se remata  con los motivos principales del tempo  y aletones cónicos.
 Detalla arriba de la  puerta de estrada lateral, una obra de “bolillos”.
La segunda puerta en el lateral del Evangelio consta también de tres cuerpos mucho más elaborados a modo de encaje. El centro lo ocupa la puerta gemela a  la principal, franqueada por dos ventanas con su respectivo alfiz, están rematadas con un complejo capialzado. El Segundo cuerpo en su totalidad es un trabajo complicado de pateros en ladrillo.  En el último cuerpo de este paño  destaca doble pareja de ventanas partidas por una columnita  sobre la que se apoyan sus respectivos arcos góticos. Finalmente, el conjunto se remata con un gran alero  en forma de diente de sierra muy complejo como el del resto del templo.
En resumen, este templo en su conjunto es un verdadero encaje de bolillos, similar a otras construcciones de su época y estilo como “las Escuelas Aguirre” de Madrid.

Patrimonio Industrial en estilo Historicista mudéjar y neogótico.


Las Fábricas de harinas forman un “patrimonio Industrial” en el Campo de Calatrava y su entorno.  En la 2ª parte del siglo XIX, por nuestra geografía encontramos muestras en estilo Historicista Mudéjar como la Fábrica de Harinas de Manzanares (1870) y la de Aldea del Rey. Las harineras tomaron un gran impulso con la llegada del ferrocarril y la introducción del sistema de fabricación Austro-Húngaro de Cilindros. Constituyen una singular tipología arquitectónica industrial  de plantas rectangulares con una sola nave de tres alturas, cubiertas con un tejado a dos aguas con tejas árabes  sentado sobre cubierta metálica, propia  ya del final del siglo XIX. En otras industrias como la Fábrica de la Unión Española de Explosivos  de Argamasilla de Calatrava  se decantaron por plasmar en sus edificios huecos y decoraciones góticas.

Fábrica de Harinas de Manzanares.

En mayo de 1881, Francisco Ayala y Mira adquieren solar y puso en marcha la 3ª fábrica más grande de España con 170 obreros, molturan 60 toneladas de cereal diarias y ocupaban 3000 metros de superficie y contaban con la existencia al lado del Río Azuer para aprovechar su fuerza motriz.

Fachada principal de la “Fábrica de Harinas” de Manzanares.
Consta de un edificio rectangular de gran volumen con tres alturas, muy sólido. Refleja el carácter emprendedor de una época cuyos mecenas quieren dar una imagen de sí mismos muy poderosa a través del estilo historicista mudéjar.
La sólida edificación está conseguida a base de piedra sillar para las esquinas y  ladrillo en exclusiva como elemento estructural y decorativo.
La fachada principal a la carretera de Andalucía, deslumbra con su regularidad y armonía  en la disposición de más de 40 ventanas, amplias y estilizadas  sobre un pequeño vierteaguas y sobre sus mochetas un arco de campanel, muy habitual en la zona. A modo de colmenas, todos los huecos están enmarcados  por dobles pilastras germinadas verticales desde el zócalo hasta el alero  y que, a su vez, son cortadas por un discreto entablamento que recorre la fachada remarcando el final de cada planta y el inicio de la siguiente  o el alero del edificio. El alero es todo un compendio de ladrillería mudéjar: Cada pareja de pilastras germinadas interrumpen el alero de casetones arqueados y dientes de sierra con un arco gótico y esta composición da paso a un movido entablamento sobre el que se montan mochetas con remates y entre mocheta y mocheta una celosía de cerámica. Los testeros lo forman nueve ventanas tres por cada plata gemelas a las de la fachada y  se rematan con un gran frontón con óculo, franqueado por cuatro remates uno en cada esquina.
El edificio refuerza el entorno singular  de la Avenida de Andalucía donde coincide con otras edificaciones de la época: El Puente de los Pobres sobre el Río Azuer, La Casa Mirador del Azuer, la Plaza de los Toros, el Templete de la Música del Parterre y, algo más adelante, el Parador de Turismo de Manzanares.

Fábrica de Harinas del Aldea del Rey.


Nuestra Señora del Valle,  su edificio compacto de gran volumen, levantado a base de ladrillo prensado y fiel al estilo ecléctico historicista  con definición mudéjar. La mayor parte de casas en las localidades limítrofes responden a este estilo, similares a la Fábrica de San José de Madrid.
 Fachada de la “Fábrica de Harinas” de Aldea del Rey.
Como ya hemos indicado, forma parte de la tipología arquitectónica industrial de finales del siglo XIX. En este caso,  también es una planta rectangular de una sola nave con tres plantas  cubiertas por un tejado a dos aguas  con tejas árabes,  asentado sobre estructura metálica.
Estas grandes industrias no fueron ajenas a la crisis que sufrió el sector harinero en España  en los sesenta, en parte por la proliferación que  habían tenido las harineras al final de XIX y principios del XX y el aumento de las rentas, sobre todo en las grandes ciudades, conllevó menos consumo de pan.
En la mayoría de las fábricas se han desmantelado sus instalaciones, sin embargo, en Aldea de Rey se conserva toda la infraestructura y maquinaría básica, puede leerse en la maquinaría: “Nuevo Sistema Bühler”.  Hace aún más desolada la imagen de la desaparición de estos edificios, a pesar, de estar en “Lista Roja del Patrimonio.

 

Edificio de la Unión Española de Explosivos de Argamasilla de Calatrava.


Construcción de planta baja con una segunda en forma de torreón en el centro, aterrazado con mochetas y guardapechos calado en forma de rombos verticales. A ambos lados, otras dos edificaciones exentas, más modestas, formando el conjunto una “U” hacía la entrada.

Fachada de la Unión Española de Explosivos en Argamasilla de Calatrava.
La construcción resulta sólida a base con mampostería mal puesta de cuarcita que alterna con cadenas y verdugadas de ladrillo rojo prensado. Las esquinas, las mochetas de la cubierta, el entablamento del final de cada planta, así como los recercados de puertas y ventanas góticas están realizados con el mismo tipo de ladrillos. La puerta de entrada sólo conserva  piedra sillar en su base, el resto está desaparecido con unaspecto similar a la entrada de un cercado agrícola.

Chimenea que ya no existe, desidia, abandono, todo un pueblo reducido a escombros, el “núcleo Minero” del Horcajo.
El rasgo común que se repite con el “Patrimonio Industrial” es el deterioro y abandono que sufre sin que nadie lo conserve, restaure o reconvierta en lugar de nuevas construcciones homogéneas y carentes de identidad
Ngalera.

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