miércoles, 5 de diciembre de 2012

II Arquitectura del siglo XIX en Calatrava y su entorno: hierro, hormigón y cristal.

 


 
El habitual templete de la 2ª mitad del XIX  en Plazas, parques y fuentes.
La incidencia del ferrocarril y su infraestructura de estaciones, cada ciudad o pueblo, tuvo una enorme importancia en nuestra comarca y su entorno, este espacio se abrió a la industria y al mercado interprovincial, nacional e internacional en la 2ª mitad del siglo XIX, lo que supuso un enorme cambio en su estructura económica y social.
Con estas premisas, nos encontramos en esta zona centro con ciudades y pueblos que fueron privilegiados con una buenas comunicaciones férreas en estas 2ª mitad del XIX, en pocas ocasiones se consigue sacar adelante un proyecto de comunicación – ya sea férrea o por carretera- entre tantas ciudades y pueblos y, menos aún, si saltaba los límites de la provincia y nación.

Café-Fonda de la Estación férrea de Alcázar de San Juan, 1860.
Como consecuencia, surgió una  nueva tipología de arquitectura, en esta ocasión ligada al  nuevo material hierro, que va a ser única e identitaría, en todos aquellos pueblos que quedaron vertebrados  y que tuvieron el privilegio, bien por su emplazamiento geográfico o por su importancia industrial, de montarse al tren de este progreso: a raíz de ello Alcázar de San Juan (1861), será nudo ferroviario de primer orden, principal nudo ferroviario de la región y un ejemplo de estación en “isla”.



Azulejos con cientos de escenas del Quijote en la Estación de Alcázar de San Juan.

Se inaugura  también en 1860 la línea de MZA hasta Manzanares-Daimiel Ciudad Real. En 1966, se abrían las líneas de Manzanares Córdoba y Ciudad Real-Guadalmez-Badajoz; quedó completa la red provincial hacia 1880 con las líneas Madrid-Ciudad Real, Valdepeñas puertollano y Puertollano-San Quintín-Peñarroya, Así como las de vía estrecha de  la Cuenca Minera de Puertollano y Almadén. Este esquema se mantuvo con pocas variaciones durante gran parte del siglo XX. (No llegó a inaugurarse con los túneles y el explanado de vías realizados la línea de Puertollano-Ándujar).

Tren de Vía estrecha de Valdepeñas-Calzada-Puertollano, “El Trenillo”
La vertebración anterior, con la mayoría de las ciudades y pueblos de la comarca centro unidos por la línea férrea  y  con la coincidencia de una serie de factores culturales, sociales, políticos  y económicos salieron a la luz  en esta 2ª mitad del siglo XIX, una tipología arquitectónica  que puso su acento en el estilo Historicista Neoclásico con rasgos, en muchos casos, modernistas.
Por la singular tipología y porque, en su mayoría , se encuentra en el “Catalogo  Rojo”, Nos detenemos en algunas de estas joyas como el Puente de las Arenas de Guadalmez,  El Viaducto de las Minas de “El Horcajo”, Las Estaciones de Alcázar de San Juan, Valdepeñas, Almadén –Ciudad Real y Puertollano sustituidas por las del AVE.
Antiguo Viaducto del “Tren Minero” de vía estrecha, Puertollano-el Horcajo-Peñarroya.
Aunque en nuestra comarca la burguesía era terrateniente y apenas contribuyó a crear industrias, salvo las de transformación de productos agrarios; sin embargo, va a ser protagonista de las primeras construcciones con rasgos modernistas con el empleo del hierro y cristal como los Balnearios de Villar del Pozo y Puertollano; la Plaza de Daimiel porticada con robustas columnas de hierro (1882), única en su género.

El puente de las Arenas de Guadalmez.


Obra civil de 1870 en la línea férrea Madrid-Badajoz en  el P.K.191, su construcción sólida de fábrica consta de seis ojos con una longitud de 149 metros. Su nombre de  “Mojonera” o “de la Arenas” porque está junto al mojón que marca el límite del término municipal y porque, además, se extrae arena para la construcción.

Puente de las Arenas en Guadalmez en la vía  Madrid-Badajoz.
Sobre tajamares cilíndricos se apoyan los arcos de medio punto con dovelas de piedra y en cada enjuta de los arcos con el entablamento de la calzada se practicaron dos huecos de medio punto también con dovelas,  mayor  la de junto al pilar y  menor según se expande el arco. Sobre los tajamares, igual que los arcos, se apoyan robustas pilastras verticales que sobrepasan los antepechos a modo de almenas. Entre pilastra y pilastra, los guarda pechos de fábrica forman un alero que protege las ventanas de las enjutas, los arcos del puente y la mampostería de los entrehuecos.
La obra de estilo historicista conserva la gravidez y fortaleza  Neoclásica con poca hojarasca decorativa, aunque dicen mucho los huecos de las enjutas, las pilastras en forma de remate y la cornisa de las balaustradas.

Estación de Alcázar, principal nudo ferroviario de la región.


Además de ser la primera estación (1861) tuvo el papel de arranque de la línea: Andalucía y Extremadura. Ello motivo en 1863 a ampliar el edificio de viajeros provisional a una planta de 42x18 m., para instalar  un café-fonda  y una marquesina en la fachada principal, en 1889 se dobla su planta siguiendo la tipología historicista neoclásica muy elegante con guiños modernistas, se construyeron, además, aseos independientes.
La fachada principal del pabellón de acceso a la estación consta de dos alturas y tres cuerpos o calles, marcadas  con un retranque, reforzado con sendas pilastras almohadilladas. Su fábrica de ladrillo visto rojo, alterna muy bien con el blanco de las pilastras adosadas, los frontones de los huecos y las abundantes molduras, más una bella cerámica policromada. Resulta una edificación muy bien estructurada y distribuida con una finura y belleza inigualable en edificio funcional.
Pabellón de acceso desde la calle a la Estación de Alcázar de San Juan.
El edificio con su disposición forma en frente de la Avenida de la Estación, a modo de calle cortada, abre el paso al recinto con tres puertas gemelas dispuestas en el bloque central de la fachada. Puertas con arcos de medio punto con cristales fijos a modo de vidrieras, mientras las hojas móviles son ciegas hasta el zócalo y encristaladas en forma de cuarterones el resto. El segundo cuerpo de esta calle, tras un entablamento, da paso a tres ventanas adinteladas y muy molduradas coronadas con un frontón de medio punto, armonizando en línea y forma con las puertas. Se remata el segundo cuerpo con un entablamento con vocación de cornisa para dar paso al tejado aterrazado cuyo antepecho está franqueado por la prolongación de las pilastras, situadas en las esquinas de esta calle central de la fachada.

Marquesina de la Estación de Alcázar de San Juan Fachada de los Andenes.
Los dos cuerpos laterales al central son idénticos en disposición, tamaño, distribución de huecos y decoración. Constan en el bajo de dos ventanas y tras un entablamento, los segundos cuerpos de ambas calles tiene otros dos huecos  que se rematan con otro entablamento-alero para dar paso al tejado aterrazado cuyo posabrazos esta limitado por la prolongación de las pilastras almohadilladas de las esquinas del edificio y las de la calle central.

Decoración del Pabellón de acceso, el Café-Fonda y Servicios.


La tipología del edificio responde a un Historicismo neoclásico en su estructura y distribución  con rasgos barrocos y guiños modernistas en su decoración. Tanto las puerta como las ventanas están muy  decoradas con rocallas y molduras  en sus vierte aguas, recercados y en sus remates con frontones, rellenos de azulejería, mixtilíneos de medio punto en sintonía con las puertas. Las enjutas de los arcos, incluso por encima de la impronta de éstos, están también decorados con azulejos policromados. De mismo modo, el aterrazado del tejado se decora con azulejos.



Interior del Café-Fonda de la Estación de Alcázar de San Juan.
Frente a este pabellón de acceso, un complejo matriz en isla, separado por las vías, al que se accede por un paso subterráneo; consta de una serie de edificios, entre éstos, ellos principales son el Café-Fonda y los urinarios.  Ambos tienen una decoración impresionante de azulejería de 1873 con numerosas escenas del Quijote. Este complejo esta resguardado por marquesinas metálicas a base de columnas de fundición, réplica de las instaladas por MZA en 1861.
El Pabellón de Acceso y complejo matriz están protegidos por ley, en la actualidad esta estación con el mayor número de pasajeros de la Comunidad, tanto en términos como  de transeúntes.

Estación del tren de Manzanares.


En 1860 se inauguró la línea de MZA hasta Manzanares, Daimiel y Ciudad Real. La estación consta de dos pabellones de una planta  y alargados, uno de acceso, enfrentado al otro, en “isla” como el de Alcázar con las vías por medio y un paso subterráneo. El pabellón de acceso al recinto consta de tres cuerpos de una planta. El central adelantado unos tres metros respecto a los otros dos que lo franquean a derecha e izquierda. El principal tiene la puerta de entrada amplia y adintelada con las mochetas, igual que las esquinas del conjunto, almohadilladas. Se remata este bloque del centro con un entablamento escalonado sobre el que está montada la terraza con un posablazos  doblado con una verdugada para diferenciar este bloque central de los otros anexos
Estación de Manzanares con marquesina sobre columnas de fundido.
Las otras dos edificaciones que franquean a la central están retranqueadas unos tres metros al fondo, ambos son idénticos en estructura y distribución de los cuatro huecos adintelados y recercados de piedra sillar  también almohadillada, así como su frontón mixtilíneo en escalera hasta la clave. Igual que la edificación principal, las anexas se rematan con otro entablamento para dar laso al rejado aterrazado; pero con menor altura el posablazos.  La zona libre por el retranqueo de los edificio al principal está ajardinada  y resguardada por una verja de forja montada sobre un zócalo y mochetas de sillar almohadillado y en línea con el edificio de la entrada principal.

Aún se conservan algunas “tomas de agua” de las antiguas máquinas de vapor de esta línea Manzanares-Daimiel-Ciudad Real (1860).
La decoración no pasa del propio almohadillado y la gracia que le dan las esquinas de sillares colocados en “asiento y traba”.  Todo ello se refuerza con los entablamentos y aleros escalonados, además de los frontones mixtilíneos de los huecos. La tipología es de corte Historicista  utilizando formas renacentistas en los almohadillados y adintelados de los huecos, además, en el antepecho de la terraza del edificio central, se disponen unas pilastrillas verticales con aire de triglifos y metopas lisas.

Estación de Valdepeñas.


Estación de 1880, en su entorno en los primeros años del siglo XX le fueron añadiendo bodegas y fráficas conexionadas a las vías. Se compone de un edificio central de dos plantas al que se le añadieron  en 1917 dos cuerpos  laterales  aunque de  una  sola planta; pero gemelos al principal( sobresalen de la marquesina a lo largo, según  el antiguo diseño de MZA). El conjunto tiene planta rectangular con una parte central de dos alturas (1880) y dos anexos de una planta (1917) a ambos lados.

Estación de Valdepeñas, aunque historicista tiene fuerte carácter barroco.

El edificio central se levanto de ladrillo y piedra sillar en zócalos, recercados de huecos y en las esquinas almohadilladas. El bajo tiene nueve huecos en línea vertical con los huecos de la planta superior. Los huecos del bajo se orden con dobles parejas de puertas en el centro, separadas por la ventana de “non”, las puertas como las ventanas son muy estilizadas y de la misma altura y anchura con lo que el conjunto resulta muy regular, reforzando aún más  la igualdad con un discreto arco de campanel y unos abultados frontones que llaman especialmente la atención ( un matiz de las puertas con las ventanas es tener el frontón  mixtilíneo .
Un entablamento da paso a la segunda planta con ventanales idénticos en línea y en forma a los ya descriptos. Esta planta se remata con una discreta cornisa sobre la que sólo se carga los pináculos de las esquinas, más abultados que otros tantos intermedios y un gran reloj que sobrepasa el edificio y marca la simetría de la fachada principal. El posabrazos de la terraza está retranqueado hacia dentro en todo el perímetro del edificio para no restar protagonismo a los remates ni al reloj.

Aunque el edificio se encuadra en el historicismo neoclásico en cuanto a la estructura y distribución de huecos; pero sin embargo hace mucho hincapié en la decoración Barroca con los voluminosos frontones, vierteaguas y recercados de huecos  en   contraste con las ventanas y puertas tan estilizadas, además llama la atención los entablamentos  entre planta y planta y los numerosos pináculos, así como los sillares almohadillados de las esquinas. Especial protagonismo tiene el reloj sobresaliendo hacia arriba del conjunto de la obra. Hay, además, alguna nota modernista como las líneas de los frontones de las puertas y la configuración de la obra del reloj.

Las Minas del Horcajo, un gran núcleo de Arquitectura Historicista.

Este conjunto minero en el término de Almodóvar del Campo, se registra en 1858 y en 1868 se dice: “Las galenas, así como los óxidos de hierro es importante de Sierra Morena había aumentado su potencial mecánico en 946 caballos que indican la consolidación  de sus instalaciones.
A pesar de las bajadas de precio del plomo  en 1902, se termina la vía  estrecha  del “Trenillo”, Valdepeñas-Calzada-Puertollano quedando unido el transporte del mineral  con Madrid-Córdoba a través del enlace de Valdepeñas y , a su vez,  en 1907 Ciudad Real-Badajoz con el enlace Puertollano-el Horcajo-Peñarroya, tren minero  también de vía estrecha (60 cent., igual que el “trenillo”). Tras un paréntesis de actividad, a partir de 1911, se cerraron las minas definitivamente en 1963.
Este núcleo minero en sus mejores años 1873, tenía seis filones principales en explotación :”San Alberto”, “Ana María”, “Paralelo”, “San Germán”, “Argentino”, Etc. En esta época el poblado del Horcajo se convirtió  en una pequeña ciudad con más de 4.500 habitantes, dotada con una magnifica iglesia, hospital, escuelas, Central de producción eléctrica, “fábrica de Luz”, y ,sobre todo, el tren de vía estrecha Puertollano-San Quintín-Peñarroya cuyo túnel de acceso y viaducto son dignas del Patrimonio Industrial.
 Túnel de vía estrecha, Puertollano-Peñarroya,  único acceso al Horcajo desde la parte del Valle de Alcudía.
Hoy en un entorno natural de gran belleza sólo viven 4 familias, el enclave es un valle  formado por dos arroyos en forma de “Y”, su acceso a través de un túnel  de 1054 m. de longitud del antiguo “tren minero”, nos traslada a otros “paisajes olvidados” como si fuera un sueño. Paisajes de extracción y beneficio cuya arquitectura historicista en parte se ha perdido o está en el “Catalogo Rojo”.
Merece la pena una visita y dar un repaso a “esos restos” o “hitos” en el territorio como la Iglesia de San Juan Bautista, e Hospital, la antigua “Fábrica de Luz”, la Estación, el Túnel y, sobre todo, el impresionante Viaducto de piedra, competidor con su homónimo de la “máquina del tiempo” el AVE, única nota  allí del signo de nuestros tiempos que en “abrir y cerrar de ojos”,  de cuando en cuando, nos despierta de nuestro sueño.

Las Ruinas de la Iglesia y el Hospital.


Ambas edificaciones anexas y de tipología Historicista, ocupan la calle central, muy próximas al túnel de estrada a la población. Las edificaciones son de mampostería mal puesta, salvo las esquinas con la gracia del sillar de “asiento y traba” y tanto el recercado de huecos como la “torre” de la iglesia son de ladrillo rojo prensado.
Hospital e Iglesia en ruinas como el resto del pueblo, salvo cuatro familias que habitan el Horcajo, “Y”.
 El Hospital haciendo línea con la calle principal consta de dos plantas a dos aguas con la caída de los frontones de sus testeros con óculo. Tanto las ventanas de la planta baja como la alta son muy discretos y con arcos de campanel y los del bajo muy  elevados por encima de la línea de zócalo.
La planta baja se remata tanto en el Hospital como en la iglesia con una verdugada o entablamento perimetral que da paso a la planta superior y al segundo cuerpo de la “torre”.  Las plantas altas de ambas edificaciones, Hospital y torre, se culminan con otro entrablameto o cornisa sobre el que se asienta el tejado a dos aguas en el Hospital y la gran espadaña de tres cuerpos en la iglesia
La “torre” o gran espadaña de la iglesia comparte fachada con la entrada del Hospital. En lugar de torre, hace sus veces una “alta espadaña” de tres cuerpos construida con aire mudéjar en ladrillo. La parte central del primer cuerpo la ocupa una hornacina con arco de medio punto calada a ambos caras de ésta, sobre la cornisa que remata este cuerpo, se monta el segundo cuerpo de la espadaña con dos huecos de medio punto para las campanas y el tercer cuerpo se monta sobre un alero con gracia de tejado a cuatro aguas, sobre el que está  un frontón  mixtilíneo, rematado con una esfera cósmica  y la cruz final, ambas piezas en filigrana forjada.

La “fábrica de luz” (Dinamo).


Surtía al poblado y al tren minero de vía estrecha, Puertollano-San Quintín-El Horcajo-Peñarroya. La edificación de la 2ª mitad del XIX con una tipología  historicista neomudéjar.
 
“Fábrica de Luz” que alimentaba el poblado y el “Tren Minero”, conocido por el “Eletrico ”( sin la “C”).
Consta de dos torreones cilíndricos, anexos a un cuerpo central plano con la puerta de entrada con arco de herradura, igual que las ventanas de las torres. El remate de las torres es un alero circular aterrazado hacia afuera y el cuerpo central se remata con otro alero más discreto. El conjunto tiene un fuerte carácter de fortín medieval. La fábrica de mampostería mal puesta y ladrillo para los recercados de huecos, cornisas y decoración a base de casetones yuxtapuestos en forma de “U” invertida, que dan paso a la cornisa.

La boca del Pozo “Argentino”.


Esta edificación, una muestra de las numerosas edificaciones mineras, en su mayor parte derruidas o en franca ruina. Sus pautas arquitectónicas reponden al gusto Historicista propio de la época.
 
Castillete, “Boca de Mina” del Pozo el “Argentino” en estilo historicista neogótico.
En este caso, sigue el formato Neogótico simulando las pilastras del crucero de una iglesia, así como sus estilizadas ventanas y arcos en ojiva. Con el estilo gótico y su estructura  consiguen una torre o “boca de mina” con la suficiente solidez para el peso de la elevación del mineral.

El Túnel y el Viaducto del tren de vía estrecha.

Ambas obras son un modelo de “ingeniería industrial”, relacionada con la  mineria. Este “Patrimonio Industrial” exhibe en los inicios de la revolución industrial un arte a medio camino aún, entre la tipología de iglesias y palacios y lo que serán construcciones industriales ex profeso para la explotación y producción.
El Túnel muestra tramos de mampostería colocada en sus paredes y bóveda de cañón ya con hormigón como un nuevo material igual que el hierro y el vidrio.
El Viaducto de esta antigua vía minera para salvar el desnivel del valle del Horcajo “Y” es impresionante. Esta erigido sobre altas pilastras que hacen de tajamares y soporte de los arcos de grandes dovelas de sillar de medio punto. La obra está fabricada en mampostería colocada tanto en los interiores de los ojos como en los planos de las fachadas.
Viaducto de Piedra del Antiguo Tren de vía estrecha que compite junto a su homónimo moderno del AVE a su paso por el Horcajo.
Ambas modalidades constructivas, mampostería colocada y sillares ofrecen un extraordinario contraste en su combinación, fruto de este “historicismo romano”. Se remata el viaducto con un pronunciado entablamento montado en parte sobre ménsulas mixtilíneas en forma de triglifos  y entre trecho y trecho las correspondientes gárgolas de desagüe con perfiles mixtilíneos, propias de los puentes romanos.

Con el Hierro quiebra el Historicismo y surge el Modernismo.


En medio de la polémica europea  ante la arquitectura del hierro, hierro sí o materiales tradicionales, Daimiel, Ciudad Real, los Balnearios de Villar del Pozo, Puertollano y, además, en edificios más funcionales como las marquesinas de las estaciones de Alcázar, Valdepeñas, Manzanares, etc. Se edificaron en la década del 1870 con columnas de hierro colado o fundido. El uso más importante del hierro fue la columna, incluso en elementos urbanos, será el protagonista de la arquitectura del siglo XIX. No obstante, la arquitectura  finalizó el siglo sin distorsiones de los avances tecnológicos del hierro. El objeto arquitectónico continuó inscrito en los materiales tradicionales, aunque hubo excepciones como la de Henri Labrouste “Biblioteca de Saint-Genevievé” de Paris (1848).
La arquitectura oficial no se vio afectada por la “Revolución Industrial” y, la posterior introducción del hierro, sólo se circunscribió a estaciones del ferrocarril, a pabellones de exposiciones o a lugares de reunión como cafés, hoteles y balnearios. Por regla general había un rechazo a la arquitectura ajena a la tradicional por falta de asimilación de los nuevos códigos y, sobre todo, por su identificación con los ingenieros. Algunos  arquitectos decían  que era una arquitectura de ingenieros desposeída de valor estético. Así se muestra Domenech: “Sólo buscan lo útil en sus construcciones, sin preocuparse para nada de su condición estética, los que fomentan el material a sólo el calculo mecánico haciendo caso omiso de la forma y despreocupándose  completamente  de las proporciones y leyes del buen gusto”.
En  esta dualidad arquitectónica, se utiliza el hierro y se exhibe en plena Plaza de Daimiel, mientras en Ciudad Real, los Balnearios de Villar del Pozo y Puertollano, se utiliza en recintos más retringidos. Aunque se usa el hierro por mayor resistencia, menor peso, escaso volumen, poca mano de obra, etc. Pero por el contrario se frenaba su uso ya que no entraba en la idea del Historicismo, de ahí que la aparición de estas obras en nuestra zona marca la aparición del Modernismo .

Plaza Porticada de Daimiel.


La edificación de la “plaza porticada con columnas de fundido” en Daimiel en medio de la polémica arquitectónica va unida en lo económico al triunfo de un “capitalismo local”, la ciudad en esa época se convirtió  en una “pequeña Barcelona”, paralelamente, se dio el triunfo del liberalismo en el orden político y los valores burgueses en la esfera social, el “viejo ideal” del bienestar público, produjo hondos desequilibrios que fueron el germen de un gran descontento.
La Plaza de la Constitución de Daimiel (se refiere a la Pepa de 1812), la de los “Portales Blancos” ( Portales de obra, la empezaron a edificar con las actuales columnas de hierro fundido el último cuarto del siglo XIX.
 
Un proyecto “atrevido”, plaza porticada con columnas de fundido para su época, década del 1870.
El proyecto de gran envergadura duro 50 años hasta los años 20 del pasado siglo que remodelaron los últimos  “Portales Blancos” correspondientes a las actuales Oficinal del Banesto, Las columnas que hay en las casas correspondientes a los Bares Club y Posada fueron sustituidas en 1882, según el rótulo de fabricación en la Fundición de Sevilla.

El Gran Casino de Ciudad Real.


El “Gran Casino de Ciudad Real” (1887), también conocido como el “Casino de los Señores” ya que constituía el escenario de un “pujante capital local. Obra del arquitecto,  Sebastián Rebollar Muñoz, más de 20 años en ejercicio en Ciudad Real con obras como el Banco de España en la Plaza del Pilar y el Palacio Provincial.

Fachada principal del “Gran Casino” de Ciudad Real.
El Gran  Casino se construyó con la aparición del hierro como nuevo material y por tanto en una época de crisis en la tipología arquitectónica. Ante esta dualidad, Rebollar, se muestra como un arquitecto mirando atrás más que a los nuevos usos que ya se estaban poniendo en práctica. En esta edificación el Historicismo y el eclecticismo constituirán la base de su composición. No obstante, la utilización del hierro la hará aunque de una forma muy discreta: realizará en hierro las columnas de sustentación que enmarcan el patio, así como la balaustrada de la terraza y el balcón de la orquesta en el Salón de Baile.
Rebollar tiene el mérito en ser uno de los vanguardistas en la introducción de la “arquitectura del hierro” en Ciudad Real. Entiende que este material se va imponiendo a los materiales tradicionales y apuesta por una arquitectura que monopolizará el futuro; por lo tanto, se le puede considerar Premodernista.
El edificio de planta trapezoidal de 1710 metros cuadrados, consta de un semisótano y planta principal (posteriormente se le añadió una más en dos fases). Tiene tres fachadas principales a las calles Caballeros, Pérez Molina y del Prado. Entre las numerosas dependencias, destacan: Un gran patio central columnado, un salón de baile y una sala de tertulia.
 
Patio Central columnado del “Gran Casino de Ciudad Real.
El Patio Central, a pesar de los cambios realizados sobre las columnas de hierro forjado (embutidas dentro de las actuales)  y la cubierta de cristal conserva su distribución, estructura y armonía proporcional. El Salón de Baile con gran amplitud y un “coqueto” balcón para la orquesta. La actual  techumbre es una conseguida réplica de la original. En el Salón de  Tertulias los cambios  que se han experimentado son mínimos: Conserva la gran lámpara y el friso de madera, así como las molduras fueron sustituidas por una meritoria réplica.

El hierro en templetes, balnearios y marquesinas de estacione.

Los templetes son una materialización de muchas iniciativas que comenzaron a tener los poderes locales en el siglo XIX, añadida a la construcción de teatros, mercados, pabellones, pasajes, etc. Como la iniciativa era municipal, era lógico que los diseñadores  de los templetes fueran los arquitectos municipales. En unos casos eran inventados y en otros encargados  a las casas constructoras. De ahí que pueden encontrarse similares elementos: columnas de fundición y antepechos.
 
Templete colocado en el Prado de Ciudad Real, procedente de los Baños de Villar del Pozo.
Lo más habitual, tienen plataforma octogonal y sobre ésta arrancan unas columnas que soportan la cubierta. Sobre esos elementos, por lo general comunes, presentan múltiples variaciones: Tipo de cubiertas, modo de acceso al pretíl, el entorno con bancos o fuentes, el conisamiento y los arcos, los motivos de la decoración, etc.
Con esa gama tan variada, los templetes poseen características de gran calidad que lo asocian a países europeos. En la mayoría de ellos, llama la atención el orden de sus columnas  y se complementan con iconografías  características de éstos, generalmente, alusivas a la lira, al emblema de la ciudad, al comercio, industria y agricultura.
El balneario de Villar del Pozo también tuvo gran actividad durante los siglos XVIII y comienzos del XIX hasta los años 50.  Los baños tenían un kiosco musical que se encuentra en los Jardines del Prado de Ciudad Real, actualmente están cerrados al público y el edificio funciona como Escuela-Hogar.

Fuente Agria de Puertollano.
El Balneario y la Fuente Agria de Puertollano, en 1827 se proyectan grandes obras en la Fuente Agria; pero en el 1878 la caja del manantial se quedó de una sola pieza y sobre un hexágono, posteriormente, octágono y unos escalones se construyó el actual templete. El monumento más representativo de Puertollano lo es, sin duda, la “Fuente Agria”,  el cuerpo de la fuente es un “bello obelisco” con cuatro lados adornados con las correspondientes cabezas de león.
La Casa de los Baños de Puertollano.
Las marquesinas de las estaciones no llegan hasta el último tercio del XIX, no empezaron aparecer de manera generalizada en espacios públicos, sostenidos enteramente por piezas de hierro. Se trató al principio de Marquesinas de ferrocarril, mercados e invernaderos. La asimilación de esta estética del hierro se empieza a considerar en la 2ª mitad del XIX. La estética del hierro se basa en la posibilidad de elevar los inmuebles con finísimas columnas metálicas y  manejar estéticamente las cubiertas. El inmueble se convierte en espacio libre. Las exposiciones universales Barcelona, Sevilla, París, etc. marcaron  el gusto del siglo y como ejemplo está la Torre Eiffel con el afán de crear cada vez  espacios más amplios y estructuras más altas.
Marquesina de la desaparecida “Estación de Ciudad Real”.
Algunos modelos destacados de marquesinas en este entono son las de las Estaciones de Alcázar de San Juan, Manzanares, Valdepeñas, Daimiel, etc. y las de Ciudad Real y Puertollano, derruidas con sus respectivas estaciones en pro del AVE.

Nogalera.







 



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